«No concibo no darlo todo»

NOIA

Pinto&Chinto

El actor barbanzano Javier Rey admite que está disfrutando mucho con su personaje Pedro de Catoira en la serie «El final del Camino»

02 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La conversación con Javier Rey (Noia, 1980) se desarrolla en Silleda, donde el actor graba la serie El final del Camino. Esperando turno para que en peluquería le saquen de encima las extensiones que le convierten en el bravo Pedro de Catoira (en las antípodas de Mateo, el seductor de Velvet), el actor admite que está disfrutando mucho con el personaje.

-¿Usted es un actor vocacional o de los que llegó a la interpretación por casualidad?

-Más bien por casualidad. Había en Noia un colectivo audiovisual que se llamaba Punto de Xira. Organizaron unos cursillos y me animaron a apuntarme a uno de interpretación. Lo hice y... hasta hoy.

-Yo había leído que era casi enfermero...

-Nooo. Lo que pasa es que cuando me preguntaban siempre decía que quería dedicarme a algo relacionado con la sanidad. Me matriculé para técnico de laboratorio, pero no acabé. Lo mío con la sanidad no llegó casi a nada.

-Hace mucho ya que vive en Madrid, ¿no?

-Desde el 2000. Echo a Galicia mucho de menos; sobre todo porque cada vez tengo menos posibilidades de venir.

-¿Es de los que a Madrid le aprecian calidad de vida o calidad de vidilla?

-Yo disfruto mucho de Madrid. De su calidad de vida y de su calidad de vidilla. Madrid es mi zona cero y me va muy bien para este trabajo que me obliga a moverme. Además Madrid tiene tanto que me da la oportunidad de improvisar y eso me gusta mucho.

-¿Qué tal se lo está pasando con esta serie?

-Estoy feliz. Pedro de Catoira es un personaje que me gusta. Porque tiene un pasado, una doble o triple vida y porque tiene más en lo que calla que en lo que dice. Interpretarlo me hace feliz. Pero aquí se pasan muchas horas, muchos días a la semana corriendo, saltando, montando a caballo. Físicamente es agotador.

-También leí que había sido ciclista de joven. Bueno, de más joven.

-Digamos que soñaba con ser ciclista. Estuve doce años federado en el Club Ciclista de Noia. Se me daba bien aunque a esas edades resulta algo engañoso. Es necesario un último estirón, el definitivo. Ahí es donde salen los superdotados y yo no lo era. También quiero recordar a un compañero que murió mientras se entrenaba: Alonso Rodríguez. Con él empezamos a ser conscientes de peligros que antes no veíamos.

-¿Esprinter o escalador?

-Escalador. Al esprint era muy malo si íbamos seis, yo quedaba sexto.

-Eso de ser escalador ¿es también una actitud en la vida?

-No lo sé, pero lo cierto es que me lo curro mucho. Mi trabajo ocupa un espacio enorme y no concibo no darlo todo. Si ser escalador es ponérmelo difícil, sí que lo soy.

-Cuando no actúa, ¿con que se entretiene?

-La verdad es que soy muy obsesivo con mi trabajo. Pero me gusta viajar. Ahora el cuerpo me está pidiendo un gran viaje. Lo haré cuando acabe este rodaje. Me gusta el cine, ir a tomar unas cañas con los amigos... ya tengo 36.

-¿Qué quiere decir, que antes se divertía de otra forma?

-Bueno, salía más. Ahora lo hago con menos intensidad.

-Tiene pareja desde hace ya bastantes años. ¿No piensa en la paternidad?

-No. Me cuesta hacer planes más allá de tres o seis meses. Me dejo llevar.

-Ha dicho que es fan de las albóndigas de su madre, ¿ha conseguido hacerlas o solo se las come?

-Cuando invito a alguien tengo dos o tres platos estrella, pero la cocina no es mi fuerte. Las albóndigas de mi madre tienen una receta personalizada, única. Ni Ferran Adrià sería capaz de reproducirlas.

-¿Celta o Dépor?

-Dépor.

-Recibe para el mismo día cuatro invitaciones a cenar: Rajoy, Sabina, Elsa Pataky y Neymar. ¿Cuál acepta?

-Sabina. Me sobran los otros tres. Es un genio.

-Una canción para mi playlist de entrevistados.

-To Sheila, de los Smashing Pumpkins.

-¿Qué hace mal?

-Las pequeñas chapuzas

-¿Y, aparte de actuar, qué es lo que se le da bien?

-Aprovechar el tiempo.

-¿Qué es lo más importante en la vida?

-Querer y que te quieran. Y tener salud para poder estar el mayor tiempo posible en este mundo para querer y que te quieran.