Las vacas se secan con el calor

Xoán Ramón Alvite Alvite
X. R. Alvite MAZARICOS / LA VOZ

MAZARICOS

En la explotación ganadera Vilaferreiros, en Mazaricos, han instalado ventiladores para refrescar a las vacas.
En la explotación ganadera Vilaferreiros, en Mazaricos, han instalado ventiladores para refrescar a las vacas. alvite< / span>

Cada animal produce cada día un 25 % menos al dispararse los termómetros

09 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Si difícil resulta para las personas hacer frente a las altas temperaturas de estos días, peor lo llevan todavía algunos animales, que tienen en el calor una seria amenaza, incluso para sus vidas. Es el caso de las vacas, especialmente proclives a sufrir lo que los veterinarios denominan estrés por calor, una patología que en casos extremos puede llegar a provocarles la muerte y que en sus primeras fases se manifiesta con el aumento de la frecuencia cardíaca, dificultades respiratorias, pérdida de apetito y descenso en la producción.

Consecuencia, esta última, que ya están empezando a padecer los ganaderos gallegos y que varios técnicos cifran entre un 25 y un 35 % de reducción en la cantidad de leche. Lo que traducido a dinero supone la nada despreciable cifra de 600.000 euros diarios o, lo que es lo mismo, 2,4 millones de euros desde la entrada de la ola de calor africano que, durante las últimas jornadas, elevó el mercurio por encima de los 40 grados.

Agua y a la sombra

La situación ha encendido las alertas en muchas granjas, que no han dudado en colocar grandes ventiladores o poner aspersores de agua en el techo de sus naves con el fin de enfriar, en la medida de lo posible, las instalaciones donde está el ganado. Otros optan por reducir la temperatura de la cubierta del establo con chorros de agua, por bañar a los animales antes de su ordeño o por hacerlos pasear por zonas de sombra durante las horas centrales día.

«As vacas están a pasalo especialmente mal estes días. Nós temos algúns animais que dan verdadeira pena polas dificultades que teñen para respirar. Algunha apenas come e a produción caeu a máis da metade», apunta Sofía Cao, de la cooperativa Atán Os Carballos, de Mazaricos. Esta ganadera reconoce que la ola de calor los pilló por sorpresa y que no han tenido tiempo de encargar ventiladores -cada uno cuesta más de 500 euros- que permitan disipar mínimamente el calor que sufren sus casi 200 reses. No oculta su temor por las consecuencias sobre su rebaño: «Temos medo de que algunhas vacas, principalmente as recén paridas ou as próximas ao parto, non sexan capaces de aguantar este calor se segue moitos máis días».

En este sentido, los veterinarios alertan del riesgo que para los animales supone llegar al nivel severo de la enfermedad, aquel que se produce con temperaturas superiores a los 30 grados y humedad de más del 40 %, circunstancia similar a la que registra buena parte de Galicia estos días. «Por encima de esos parámetros, la vaca no es capaz de realizar acciones de termorregulación y no puede mantener su temperatura corporal. En estas circunstancias, la producción se desploma e incluso se altera la composición de la leche», apunta la veterinaria María Martín.

Visto lo visto, parece que el sino de los agricultores y ganaderos gallegos sigue siendo el de mirar constantemente al cielo. Si hasta hace apenas unas semanas se quejaban de los estragos que las intensas lluvias provocaban en sus cosechas, ahora esas mismas miradas buscan la llegada de nubes que mitiguen el calor que ya ha empezado a provocarles cuantiosas pérdidas.