Calles sucias

María Xosé Blanco Giráldez
María Xosé Blanco CARA Y CRUZ

BARBANZA

MARCOS CREO

«No es lógico que haya plazas pobladas de locales hosteleros y terrazas, con la aglomeración de gente que ello conlleva, sin una triste papelera»

15 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Sin duda, los primeros culpables de que las calles estén sucias, en lo que a acumulación de colillas, papeles, restos de botellones y otros residuos similares se refiere, es de la ciudadanía. Sigue faltando esa conciencia de respeto hacia los espacios públicos, que debería llevar a que sus usuarios fuesen los primeros interesados en preservar su buen estado y su limpieza.

Pero también es cierto que, en ocasiones, las medidas que deberían partir de las Administraciones locales no cumplen los mínimos para que los ciudadanos cumplan ese papel que es imprescindible. No es lógico, por ejemplo, que haya plazas pobladas de locales hosteleros y terrazas, con la aglomeración de gente que ello conlleva, sin una triste papelera o que para encontrar una en calles concurridas sea necesario buscarla. Tampoco lo es que puntos negros, en lo que a botellones, por ejemplo, se refiere, pasen días con botellas, vasos y latas amontonados. Porque la basura llama a la basura.

En una visita a una lujosa y moderna ciudad árabe me impresionó sobremanera la limpieza. Los barrenderos estaban en cada esquina y en el suelo casi no había ni polvo. A nadie en su sano juicio se le ocurriría arrojar al suelo una colilla, un trozo de papel y mucho menos un residuo más voluminoso.

No creo que sea necesario llegar a esos extremos para tener las calles decentes, pero sí considero que un refuerzo de la limpieza y un incremento del número de papeleras contribuirían a concienciar a los ciudadanos. Es un problema que depende de la voluntad individual, pero a veces esta necesita un empujón.