Necesidad de una banca pública

José Vicente Domínguez
José Vicente Domínguez LATITUD 42°-34?, 8 N

BARBANZA

20 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A la banca electrónica, necesaria para la casi totalidad de la operativa bancaria, y que convierte en ciegos dependientes a la mayoría de jubilados, le sigue el cobro de comisiones y la amenaza de cierre de oficinas en pueblos como Palmeira o Escarabote, por citar los casos más recientes. Y, lamentablemente, los nueve millones de pensionistas somos incapaces de hacer valer nuestro peso. El peso que suponen los diez mil millones de euros con que llenamos ¡cada mes!, las arcas de las entidades bancarias. Las propias entidades lo reconocen: «Los pensionistas son nuestros clientes más valiosos». Así lo recoge la Asociación Española de Banca (AEB).

Si en lugar de obligarnos a domiciliar las pensiones en entidades bancarias que no merecen nuestra gratitud existiese una banca pública, más de 11.400 millones de euros mensuales (10.000 millones, más los 1.400 millones del paro) entrarían en las arcas de esa banca pública. Con esa inmensa cantidad, invertida en obligaciones del Estado, al tipo medio de interés del 3.5 % que se paga en años normales, se conseguirían 400 millones de euros al mes. Y con ese dinero, más la gestión de los depósitos de las entidades locales, podríamos sostener una sucursal bancaria pública y gratuita, en cada uno de los 5.002 pueblos que hay en España con menos de 1.000 habitantes.

Estos cálculos no salieron de una calenturienta cabeza afectada por el covid (los jubilados ya estamos vacunados de casi todo), sino de las cuentas del propio Estado español.

En Europa, en la Asociación Europea de Bancos Públicos (EAPB) de la comunista e insolidaria Europa, hay 30 bancos públicos repartidos por 15 países. Tan solo en uno de esos países (claramente marxista y bolivariano) como Alemania, el 2 5% de la cuota de mercado bancario pertenece a la banca pública. Y ¿qué pasa con Francia, ese otro lugar corrupto y depravado al norte de los Pirineos?, pues nada menos que 11 millones de clientes operan en esa banca sin ánimo de lucro… Y ya ven que mal les va.

Sí claro, ya sé que en nuestra España, reserva espiritual de occidente libre de corruptelas, también tenemos la Sareb. Eso que ha dado en llamarse banco malo, con el que liberan a la banca privada de productos tóxicos, dejándola higienizada y libre para que puedan volver a intoxicar a clientes vulnerables.

Seamos serios. En España, ante la falta de líderes que aglutinen a la gran masa de pensionistas para evitar los abusos del sistema bancario, se necesitaría una ley que prohibiese las puertas giratorias de por vida. Esa vergonzosa corruptela político social en donde ex altos cargos, ministros y presidentes, colocados en consejos de administración con retribuciones millonarias, ven premiado su cómplice silencio para que las entidades crediticias campen a sus anchas cerrando sucursales y echando gente a la calle.