A ti también te ha pasado

Emilio Sanmamed
Emilio Sanmamed LIJA Y TERCIOPELO

BARBANZA

09 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Necesito poca cosa para ser feliz, por ejemplo que al coger el turno en la charcutería me toque el número 69, solo con eso la espera se me hace más corta porque me da la risa por dentro. Ese es mi verdadero nivel de madurez. También me pasa al revés: cuando cojo el 68 siento el vértigo de las oportunidades perdidas.

El viernes pasado fue uno de esos días, me tocó el 70, pero el destino se pliega por puntos misteriosos y la «señora del 69» se acercó a hablarme. «Hola, ¿qué tal estás? Vinimos a pasar el puente aquí a Ribeira, con Ana y las niñas. Ya sabes que desde que lo dejó con el marido anda un poco alicaída». Yo le respondí que claro, que a esas cosas hay que darles tiempo, porque uno solo se fija en el sufrimiento, pero en unos meses vería que hasta en estas etapas amargas de la vida hubo pequeños momentos de felicidad.

Es triste cuando una relación se rompe, porque todo un idioma muere. Un idioma de gestos, de dobles sentidos, de motes, de tonos en las palabras y de miradas solo entendibles para dos personas en el mundo. Un idioma que muere porque no volverá a ser hablado… Sin culpas, sucede y ya está.

Ella siguió contándome sus cuitas durante unos minutos, intercalando nombres de personas con cantidades de embutidos. «Pues Paco tirando de lo suyo. Ponme cien gramos de chorizo Magno. Celia está grandísima, si la ves ya no la conoces. Doscientos gramos de queso Larsa...». Cuando acabó, me despedí y le dije que abrazara a todos de mi parte. Seguro que a ti también te ha pasado: antes muerto que reconocerle que no tenía ni idea de quién era.