El sector de los panaderos se quema

Ana Lorenzo Fernández
ana lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Atraviesa un duro momento debido a la competencia del pan precocinado de supermercados y gasolineras, la subida de los impuestos y la falta de trabajadores

23 sep 2018 . Actualizado a las 20:53 h.

Durante muchos años, el pan era un alimento que nunca faltaba en la mesa de la gran mayoría de casas de la comarca, pero con el paso del tiempo -y algunas campañas de mala publicidad- su presencia se hace cada vez menos habitual en muchos hogares, y en otros se apuesta por barras precocinadas. La consecuencia directa es que el sector de los panaderos atraviesa uno de sus peores momentos.

 Competencia

Pan industrial. Los profesionales del pan en la comarca son unánimes a la hora de señalar al principal culpable de la situación de crisis que están viviendo: la competencia desleal de supermercados y gasolineras, que ofrecen productos precocinados «con los que tiran los precios. Hay ofertas en las que puedes comprar hasta tres baguettes por 45 céntimos. Con ese precio no se cubren ni los costes de producción», denuncian, al mismo tiempo que piden a la Administración que tome cartas en el asunto.

 Impuestos

Subida. Otra de las trabas que también ha contribuido a agravar la crisis que vive el sector tiene que ver con la subida de impuestos que ha habido en los últimos años, y que ha ido pareja al encarecimiento de los productos para elaborar el pan, así como de los combustibles. A ello se une el alto coste de poner en marcha un negocio de este tipo, puesto que solo en maquinaria supone realizar una inversión de 200.000 euros

 Población

Disminución. La crisis demográfica en la comarca también ha tenido su repercusión en el sector de los panaderos, que cada vez tienen menos clientes. «Antes compensaba hacer el reparto por las aldeas, porque todos querían pan, pero ahora cada vez hay menos gente. A lo mejor tienes que recorrer muchos kilómetros para solo vender una barra. Gastas más en combustible de lo que vas a ganar», reconoció un profesional boirense.

Consumo

Caída libre. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el consumo de 250 gramos de pan al día, una cantidad que en la comarca está muy por debajo y se sitúa en los 150 gramos. Las distintas informaciones que durante años afirmaban que el pan engorda o que es un alimento peligroso para la salud no han hecho más que echar piedras contra el tejado de los panaderos. «Es una mentira que el pan engorda, lo que engorda es la vida sedentaria o la bollería industrial. Nosotros ofrecemos productos de calidad, elaborados con las mejores materias primas, y hay que concienciar a la gente de que el pan no es malo», destacan desde el sector.

 Personal

Escasean los trabajadores con formación. El horario nocturno y que es un sector donde no hay muchas vacaciones son dos de los escollos que impiden encontrar personal para que trabaje en las panaderías barbanzanas, la mayoría de las cuales están regentadas por hijos o nietos de los fundadores de los negocios. La mayoría de artesanos del pan reconocen que su trabajo es vocacional, pero también reclaman una formación académica específica para poder tener relevo generacional.