La pérdida de rentabilidad del suelo forestal dispara los terrenos en venta

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Algunos titulares están dispuestos a cederlos y otros renuncian a su propiedad

24 ago 2018 . Actualizado a las 20:40 h.

El abandono del monte es un fenómeno que ha ido a más en los últimos años y que ahora, a raíz de las nuevas imposiciones legislativas sobre su conservación y mantenimiento, parece ya imparable. Las talas masivas al borde de carreteras, pistas y núcleos de población para cumplir con la normativa de prevención de incendios ha provocado una estrepitosa caída de los precios, especialmente en el caso del pino. Además, la obligatoriedad de mantener limpias las fincas provoca que los gastos aumenten, algo que no están dispuestos a asumir muchos propietarios. La consecuencia es que la pérdida de rentabilidad del suelo forestal ha disparado los terrenos en venta. Incluso, hay quien los ofrece en régimen de cesión y hasta los que renuncian a la propiedad.

Así lo afirman profesionales vinculados al sector maderero, presidentes de comunidades de montes e, incluso, algunos trabajadores municipales a los que compete vigilar el cumplimiento de la Ley de Montes. Coinciden en señalar que muchos dueños de parcelas son personas mayores con una pensión que no les permite afrontar los costes y, en la mayoría de los casos, con hijos que residen fuera y para los que el suelo forestal solo constituye una pesada carga.

Menor aprovechamiento

Entre quienes manifiestan que han recibido últimamente diversas propuestas de venta figura el pobrense Juan Boullón, quien subraya: «Solo estaría dispuesto a comprar en el caso de que sea algún terreno colindante con los que tenemos». Explica que «con la nueva ley, a 50 metros del núcleo no puedes tener árboles, lo que significa que una parte de la finca te cuesta dinero. Antes aprovechabas la totalidad».

También comenta que hay particulares que realizan ofertas a empresas, tanto madereras como celulosas. El problema en este caso es que estas compañías, apunta, solo están interesadas en parcelas que tengan un mínimo de metros cuadrados, algo difícil en una zona caracterizada por el minifundio.

Por su parte, José Manuel Silva constata que hay un interés creciente por desprenderse del suelo forestal: «Na maioría dos casos, de xente que vive nas cidades, porque non ven que lle poidan sacar ningún proveito».

En municipios de la zona sur de la ría, algunos titulares proponen a comunidades de montes que se los compren, un hecho que no coge por sorpresa al presidente de la comunidad de montes de Baroña, Ovidio Queiruga. Comenta que no conoce ningún caso en la zona, pero recalca: «Non descarto que se dean aquí porque un terreo forestal é custoso e aquí non lle sacas proveito porque son moi pequenos. Este ano aínda houbo talas e ingresos, pero a partir do ano que vén xa non será así. A xente está cortando todo».

Como alternativa, Ovidio Queiruga propone realizar un cambio en los cultivos y en las especies que se plantan con el propósito de obtener mayor provecho del monte.

En este creciente interés por despojarse de estas parcelas, la trabajadora de un concello señala que hay personas que presentaron en el catastro una renuncia a su propiedad, aunque eso no les librará de tener que afrontar su limpieza.

La eliminación de maleza cuesta unos 400 euros por hectárea

Los costes de mantenimiento de los terrenos forestales se multiplican y el principal problema para afrontarlo es la dificultad para sacar provecho al monte. Diversos profesionales consultados cifran entre 300 y 400 euros el gasto por limpiar la maleza en una hectárea de superficie, siempre y cuando pueda utilizarse maquinaria y no sea un lugar con mucha pendiente u otras complicaciones. Se trata de trabajos que no basta con hacerlos una vez, ya que tener el monte limpio es obligatorio de cara al futuro.

Por el contrario, la tonelada de madera no deja de devaluarse. Fuentes consultadas manifestaron que la de pino de calidad media está por debajo de los 50 euros por tonelada, y la de sierra, a unos 30. Sin embargo, los costes son elevados. Sacar unas 40 toneladas cuesta sobre 700 euros, a los que hay que sumar los gastos de transporte: «Se sacas mil euros é practicamente o que che custa. Con estas variables, ¿a canto podes pagarlle a madeira ao propietario? Estase a traballar sen marxes», afirma un profesional.