¿Estoy caduca?

Alicia Fernández LA CRIBA

BARBANZA

14 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

De un tiempo a esta parte estoy intentando revisar mi concepto de progre, reaccionario, nuevo, viejo, honradez de discurso y demagógico. He de confesarles que lo hago atribulada y cariacontecida y, sobre todo, confusa.

Me ocurre con casi cualquier tema. Un ejemplo: a menudo vemos a partidos políticos de la oposición reclamar al alcalde de turno mayor limpieza cuando hay fiestas y quedan los restos de verbenas y espectáculos. Pero todavía me falta ver al primero reclamarles a los ciudadanos en general, y a sus votantes en particular, que ensucien menos. Lo primero me parece viejo, reaccionario y demagógico. Lo segundo progre, nuevo y honrado. En otros países existe mayor limpieza no porque gasten más en ese capítulo, al contrario, es porque los ensucian menos.

Otro, cuatro fariseos se rasgan las vestiduras y generalizan ante el botellón de los jóvenes, como si la culpa la tuviese un acontecimiento en particular y que eso lo hacen todos; reclaman medidas extraordinarias (casi juicios sumarísimos) y demonizan a la juventud. No oigo a ninguno entonar un mea culpa, flagelarse o hacer una reflexión sobre un problema general que se inicia y potencia dentro de los hogares. Porque no conozco fiesta familiar, incluidas las de ellos, donde no se consuma alcohol delante de menores y, en muchas ocasiones, se les inicie en tal menester.

O en un tema tan grave como la violencia sexista, donde excomulgamos los piropos pero consentimos un sistema que deja casi impunes las cacerías, en manada o solitario. Una de dos, o una es vieja, reaccionaria y demagoga o esto se nos va de las manos.