Cuando me lo contaron sentí el frío de una hoja de acero en las entrañas, me apoyé contra el muro, y un instante la conciencia perdí de donde estaba». Vale, de acuerdo. Quizá suene un poco trágico. Bécquer era un puntito exagerado. Más bien, cuando me lo contaron, no me lo creí. Me puedo esperar cualquier cosa de algunos políticos, pero la noticia que corre como la pólvora por Boiro es de traca. Por lo visto, la empresa Nedgia Galicia S.A. ha solicitado una autorización para la instalación de manera provisional de una planta y dos depósitos de gas en la rúa Currillo. Vamos, en el centro del pueblo.
Actualmente estos tanques de gas están en el polígono de Espiñeira, lugar razonable y mucho más seguro para estos menesteres. Confieso que me faltan datos, en parte porque desde el Concello se está jugando a dónde está Wally. Dicen que el alcalde está de viaje institucional mientras otros aseguran que está de turismo -que conste: estoy plenamente a favor de las vacaciones- y al concejal de Urbanismo y teniente alcalde no se le pudo localizar… El caso es que secretismo y presunta ocultación hay bastante, y no me extraña, porque hay que tener valor para pensarse si quiera la instalación de esta planta en el centro del pueblo que no reporta beneficio alguno a Boiro ni en seguridad ni en economía. Ignoro si alguien sacará tajada, pero el pueblo no.
El equipo de gobierno hace un ejercicio de desconocimiento total de Boiro. Cierto es, por desgracia, que tenemos anchas tragaderas, pero dudo mucho que lleguemos a tolerar la instalación de semejante engendro. El pueblo es del pueblo.