Buen viaje

Estevo Silva Piñeiro SOSPECHOSO HABITUAL

BARBANZA

14 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Todos conocemos a personas que podemos tardar años en ver, y en cuanto nuestros pasos se cruzan de nuevo se diría que solo hayan pasado unas pocas semanas.

A mí me pasaba con Avelino. Hubo una época en la que la música nos unía casi cada fin de semana y siempre que nos reencontrábamos la calidez de su sonrisa, su mirada entrecerrada y un abrazo sincero eran su tarjeta de visita.

No tuve trato con el más allá de la pasión por la música, pero para mí aquellas sonrisas eran suficientes para incluirlo en mi catálogo personal como uno de los nuestros.

Hace mucho que no sabía de su vida, y conocer ayer que aquella luz se apagó me puso un nudo en el estómago. Llevo tantos nudos dentro que parece que me haya comido uno de estos cuadros marineros que a veces sortean en los bares. Discúlpenme la broma, me consta que él lo haría.

Seguro que alguien habrá que no le quería bien, vamos por senderos que tienen tramos pulcros y otros llenos de estiércol. Avelino tenía sus monstruos, como yo, como usted. Monstruos de papel como cantaba Antonio Vega, monstruos de colores o de cristal… nadie está libre de eso que se agazapa en una esquina del cerebro.

Casi tres años ya que estas páginas soportan mis sermones y recuerdo perfectamente que comencé con un hecho luctuoso; no fue el único. Me gustaría no tener que redundar más sobre esto pero lamentablemente y, salvo que el siguiente en desvanecerse sea yo mismo, la ruleta seguirá rodando para todos. Desearía ver desaparecer primero rostros menos amables que el de Avelino, pero ya saben: la parca no distingue.

Buen viaje meu.