Balance

estevo silva piñeiro SOSPECHOSO HABITUAL

BARBANZA

21 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A punto de caer el último pétalo de esta flor llamada 2017, uno hace el típico balance para saber si ha sido un año beneficioso, pero enseguida me ha parecido una pérdida de tiempo: mi corazón continúa latiendo y eso debería ser más que suficiente para darme por satisfecho recién iniciados los 40. Mi intención al sentarme a redactar estas letras era hablar de cómo la mayor parte de los países europeos se habían pasado por el forro las cuotas que ellos mismos se habían marcado para acoger a los refugiados de la guerra en Siria. El caso de nuestro país es especialmente vergonzoso. Muy democristiano todo.

Pero una frase que un prohombre me dijo el otro día, creo que sin mala intención, me ha hecho reflexionar. En primer lugar, he reflexionado sobre lo bien que se debe vivir sin reflexionar. En segundo lugar, he puesto en duda la utilidad de mi papel en estas páginas que tan amablemente -y probablemente no sin cierto riesgo- me han ofrecido desde la redacción de Barbanza.

A veces uno siente que cava un poco más su propia tumba; que abrirse el torso y exponer sus órganos al sol para que todo aquel que quiera los contemple no es un signo de inteligencia; que no importa que sean gigantes o molinos contra lo que lucha; que uno es muy poco David para tanto Goliath; que no merece la pena el esfuerzo…

Quizá este nuevo año me obligue a ver la vida desde otro prisma. Puede que me dedique más a los míos o a cuidarme un poco. Quizá busque la inspiración en cosas más livianas y serenas, más cómodas. Pero, ¿saben? Me pone ser el sospechoso habitual. Feliz Falsedad.