Brais Abraldes y Samuel Cruz: «Me gusta ayudar a la gente»

carmen fernández / a. g. RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Uno de sus cometidos es fijarse y anotar desperfectos y deficiencias en espacios públicos

13 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Me gusta ayudar a la gente», así se presentaba Brais Abraldes, uno de los chicos que forman parte de la policía infantil. A sus 13 años, este es su quinto verano patrullando las calles de Ribeira. Sus compañeros siguen su línea, pero hay alguno que encuentra también otros alicientes, como Samuel Cruz, que dice que al acabar «hacen una fiesta y hay comida». Todos coinciden en que es algo que les agrada realizar, por eso invierten parte de su tiempo de vacaciones en esta actividad que, de alguna forma, supone una contribución ciudadana.

Distribuidos por cuatro zonas diferentes del casco urbano, cada pareja se encarga de una. Los turnos de cada grupo están ya establecidos y las parejas, formadas. Para transitarlas, los veteranos eligen compañero entre los novatos y los miembros con menos recorrido en el cuerpo. La misión de los chavales consiste en patrullar las áreas asignadas, entre las que se encuentran la avenida Miguel Rodríguez Bautista, las calles Rosalía de Castro y Galicia o el Malecón, y en fijarse en los detalles: si las papeleras están en buen estado, si los vehículos están bien estacionados, si hay baches en las calzadas o si alguna señal está rota o dañada. Cuando ven desperfectos que responden a estas u a otras características, los anotan en su libreta para dar parte.

Cuaderno y bolígrafo

Un día cualquiera, Brais y Samuel, dos de los 24 policías infantiles que desde hace unos días están distribuidos por Santa Uxía, se ponen en marcha cuaderno y bolígrafo en mano. Esa jornada les tocaba cubrir la zona uno, es decir, la calle Rosalía de Castro, desde el Malecón hasta la rotonda de Abesadas. Para patrullar, las parejas tienen que seguir una norma: los veteranos deben ir por el lado de la acera más próximo a la carretera.

Con los ojos puestos en sus objetivos, Brais y Samuel charlan entre ellos, con la playa como tema estrella. «Si tienes turno de mañana puedes ir por la tarde», comentaba Brais, dándole a Samuel alternativas, ya que es su primer año en el colectivo. Los nervios del día del estreno se hicieron notar en Samuel. «Al llegar tuve que volver a casa a cambiarme porque me confundí de pantalón. Me puse el largo y tenía que llevar el corto», contaba con una media sonrisa dibujada en la cara.

Cuando se encuentran, por ejemplo, un contenedor con la tapa rota, apuntan el desperfecto y la altura de la calle en la que se encuentra situado. Ellos tienen muy claras sus tareas y las cumplen al pie de la letra, sobre todo, trabajando en equipo. Esa tarde fue bastante ajetreada, ya que llegaron a anotar hasta ocho incidencias, entre las que se encuentran tres señales en mal estado y un contenedor roto.

Al finalizar su turno, ponen rumbo al colegio O Grupo, que es su cuartel general. El centro educativo es el punto de encuentro, el lugar en el que se reúnen con el oficial José Alonso, el responsable del singular cuerpo infantil, y con sus compañeros. El edificio también es la base en la que se reúnen antes de salir a hacer sus rutas, allí reciben las libretas para anotar las incidencias y se unen a sus parejas para empezar los turnos.

Algunos de los integrantes de este batallón comparten algo más que el uniforme, son hermanos. Es algo habitual, y el ejemplo más representativo es el de Kamal. Es el tercero de cuatro hermanos que forma parte de la policía infantil de Ribeira, y a lo mejor no es el último. Pero no es el único caso. Este año coinciden también Miguel y Raquel, que llegan desde el vecino municipio de A Pobra, y Álex y Lúa. Para esta última chiquilla, la de este verano será su primera aventura vistiendo el uniforme policial.