La carretera

Estevo Silva Piñeiro SOSPECHOSO HABITUAL

BARBANZA

19 sep 2016 . Actualizado a las 12:14 h.

Conducir muchas horas, aunque te guste, es una tarea tediosa. Es por eso que cuando un día te encuentras por puro azar un lugar tan especial como la vetusta carretera que une Bizkaia con Burgos y viceversa, no puedes dejar de visitarla de cuando en cuando mientras no llegue el invierno. Es cierto que pierdes media hora si comparas el trayecto con el de la abusiva autopista, pero esa media hora que pierdes de tiempo es baladí si la comparas con lo que el viejo asfaltado te ofrece: cañones; puertos de montaña bellísimos; pueblos fantasma o paisajes marcianos son algunos de los atractivos de este antiguo paso a la cabeza de Castilla. Llega incluso el sendero a introducirse por un desfiladero acompañando al Ebro un par de kilómetros hasta pasar sobre él por un viejo puente.

Es un trayecto fascinante, que da alas a la imaginación, que a cada kilómetro se transforma en algo diferente a lo anterior. Pasas por sitios tan emblemáticos como Villarcayo, pueblo que resiste al fracking invasor con estoicismo y que tiene un bar llamado Tesla. Poco antes atraviesas la senda de los buitres negros, y raro es que no los veas volar en circulo sobre las poblaciones cercanas.

Durante ese trayecto es sencillo olvidarlo todo y subyugarse al camino. Recuerdas la poca importancia que tienen en realidad la candidata de ciudadanos a la Xunta de Galicia, Rita Barberá, Chaves y Griñán o el embarazo de Núñez Feijoo.

Y más mérito tendrá el panorama cuando es loado por alguien de la Ría de Arousa, que si de algo va sobrada es de belleza. Si tienen la oportunidad, no duden en aventurarse.