Los recortes, siempre por abajo

A. Gerpe CRÓNICA

BARBANZA

12 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Bonito ejemplo están dando a la ciudadanía los partidos políticos que dentro de unos días pondrán en marcha su cansina caravana para pedir de nuevo el voto con promesas de cuentos de hadas. Cabe preguntarse si, en el caso de que en esta reválida el resultado les satisfaga menos que el de la anterior, echarán mano de los sufragios del 20 de diciembre que todavía tienen sin estrenar. Primero son incapaces de ponerse de acuerdo para formar gobierno, lo que ya de por sí indica bien a las claras la poca voluntad efectiva de entendimiento, ese con el que luego llenan sus discursos, y ahora tampoco llegan a un acuerdo sobre el recorte en el gasto electoral. No acabo de entender el problema, porque los ciudadanos tenemos sobradamente vistos a cada uno de los candidatos que van a presentarse y ya hemos comprobado lo que no son capaces de hacer, por lo que ellos mismos han cimentado su propio fracaso. Tampoco tienen necesidad de elaborar nuevos programas de gobierno, porque todavía lo tienen todo sin estrenar, el gobierno y los programas, y el tiempo transcurrido desde el 20 de diciembre no ha sido tan prolongado como para que el traje se les haya quedado pequeño.

Visto lo visto, está claro que lo de recortar es una máxima que cualquiera de los pretendientes al palacio de la Moncloa sabe aplicar, siempre y cuando no tenga que sufrirla en carne propia. Antes de salir a escena de nuevo, gastar energías, gasolina y neumáticos, deberían pensar en la cara que se le queda a cualquier ciudadano de a pie, barbanzano sin ir más lejos, que ve como en su ayuntamiento le indican que hay que ajustar en el área de Servizos Sociais porque la Administración central les cuenta hasta los céntimos de euro o que lleva años esperando por una más que necesaria ampliación del servicio de urgencias del hospital comarcal.

Con el IBI estrujando cada día más las economías familiares, los jubilados teniendo que pagarse las prótesis y los estudiantes con su formación en vilo, pendientes de una beca que igual no llega este año porque la unidad familiar ya ha alcanzado el grado de mileurista, resulta esperpéntico que después de tenerse que haber tragado la comedia de la incapacidad para formar gobierno ahora haya que achantar con esta nueva mascarada.

Mientras tanto, los emigrantes retornados volverán a salir a la calle para exigir las mismas condiciones de tributación que las impuestas a quienes no tuvieron que coger las maletas, y un montón de jóvenes continuarán subiéndose a un avión para buscarse la vida fuera de sus fronteras, como ya hicieron sus antepasados. Y todo esto sin que el carrusel electoral deje de subir y bajar, sin que nada cambie en realidad.