La TVG no cesó de mostrar en sus informativos del pasado lunes, el mapa de Galicia coloreado de azul como muestra inequívoca del dominio del Partido Popular en los comicios. Tal vez de ese modo, pensarían los sesudos dirigentes de la cosa informativa, se instalase en la ciudadanía la idea subliminal de que el PP seguía mandando y aquí no ha pasado nada y, como diría la ínclita Esperanza Aguirre, a otra cosa mariposa.
Estamos ya muy acostumbrados a esta forma tendenciosa de informar que puede engañar a los pocos incautos que quedan y a los hoy atribulados acérrimos defensores del Partido de Don Manuel. Pero lo cierto es que ese azul que se extiende desde Tui a Ribadeo y desde Verín a Fisterra, está virando a violeta cada vez con más pronunciada tendencia. «Somos el partido más votado y por lo tanto debemos gobernar», informan desde las siniestras oficinas donde se experimenta con las recetas del mando y ordeno. Pero no tienen en cuenta que el resto de la ciudadanía suma más papel y voluntad. Esa traducción es lo que los del incienso intentan ocultar como si el asunto fuera baladí.
Parece increíble que lo que para ellos hoy es anatema (un pacto de gobierno de la izquierda) no les traiga a la memoria la primera legislatura de Aznar cuando gobernó con los votos ¡meu Deus! de los nacionalistas catalanes y vascos, esos señores tan malos que se quieren separar de la sacrosanta España, que como todo el mundo sabe es propiedad indiscutible del PP, simbología incluida. Lo que si me apena es que el Bloque/Nós se haya quedado en la cuneta, porque ellos sí que aman a su patria.