Padres, niños, profesores, directores... toda persona que pisa un centro educativo tiene ante sí el reto de hincarle el diente al cuestionario de convivencia que ha puesto en marcha la Consellería de Educación. El objetivo que persiguen desde la Xunta es conocer los problemas del día a día que hay en colegios e institutos. Estudiantes y profesores han tenido que hacer la prueba obligatoriamente. Sin embargo, los padres tienen la posibilidad de realizarla solo si les parece oportuna. Aquellos que lo han intentado recuerdan que la aplicación web que se ha activado funcionaba fatal y que para resolver las preguntas era necesario, como mínimo, un manual detallado. Sin embargo, según informan desde los centros, este tipo de padres han sido una minoría y en algunos colegios el porcentaje de familias que ha terminado la encuesta no supera el 6% del total.
Nadie se ha sorprendido, aquellas personas que ejercen como nexo entre padres y profesores saben de los sacrificios que son capaces de hacer las familias. Como en política, la culpa siempre es de otro y como buen país Mediterráneo siempre es mejor buscar cabezas de turco que soluciones. Lo saben los directores que tienen que batallar ante las familias cada final de curso. Año tras año se repiten las mismas escenas, como aquella en la que los padres acuden a dirección para pedir explicaciones por las siete asignaturas suspensas por su niño. ¿Quién no ha escuchado el mantra de que a mi hijo le tienen manía?
Esta semana, el responsable de un centro recordaba la frase que le espetó una madre: «Lo que me faltaba era ponerme a ver como mi hijo hace los deberes. Tengo bastantes más cosas que hacer». Otra replicaba: «No voy a dedicarle un segundo de mi tiempo porque ya pago clases particulares y el colegio». Sin embargo, la realidad, aunque escueza, recuerda que la educación pasa por la familia. El prestigioso filósofo catalán, Ferran Sáez, lo demuestra en el libro: Medios de comunicación y valores donde, a partir de un análisis puramente científico, destruye el mito de que son los medios de comunicación los que confeccionan la manera de pensar de las personas. El experto recuerda que sí lo hace familia, que prácticamente es la que «crea» al individuo según su imagen y semejanza.
Cuando me citan frases como las escritas no puedo dejar de recordar aquel capítulo de Los Simpsons en el que Homer se convierte en el responsable de basuras de Springfield. Cansado de sacar el cubo a la calle se presenta al puesto con el lema «¿Es que eso no puede hacerlo otro?». Al final, la ciudad acaba en bancarrota y lapidada por toneladas de basura. Metáforas...