Los bateeiros temían que la instalación contaminara las aguas
17 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.No las tenían todas consigo. Los mejilloneros de A Pobra temían que la construcción de un varadero contaminara las aguas. Su oposición al proyecto dio pie a muchos titulares. La Voz informaba, el 17 de septiembre de 1988, de que los bateeiros se mostraban reacios a la obra. La maqueta había sido expuesta un día antes en un acto público presidido por Segundo Durán Casais. «Los perjuicios que este sector ha sufrido en Ribeira han sido la muestra esgrimida por algunos industriales que asistieron a la reunión. El polígono mejillonero, que se encontraba situado frente a la playa de Coroso, tuvo que ser trasladado por los efectos contaminantes procedentes del propio puerto ribeirense. Los pobrenses se mostraron muy escépticos, a pesar de las garantías que, aparentemente, ofrece el proyecto».
Dos meses más tarde, La Voz anunciaba que la Comandancia Militar de Marina de Vilagarcía había recibido más de 300 alegaciones contra el proyecto del varadero de A Pobra. «Dos cajas conteniendo los pliegos fueron trasladadas desde la Ayudantía de Marina pobrense».
El impacto que podría conllevar para los mejilloneros la construcción de esta infraestructura fue analizado en distintas reuniones de la cofradía de pescadores. Los marineros estimaban necesario efectuar un estudio biológico de la zona.
Después de mucho luchar, los bateeiros lograron su objetivo y el varadero de A Pobra no fue construido y pudieron así respirar más aliviados. La cofradía de pescadores agrupaba por aquel entonces a ochocientas personas que se dedicaban a la miticultura.