Si sonada fue su retirada de los campos de juego, casi la misma importancia tiene en Ribeira el hecho de que el ex celtista José Manuel Parada Alvite, Suco II , haya colgado las botas a nivel laboral, entrando en la dorada jubilación. Sus compañeros de trabajo, en Moble de Cor, lo despidieron con una cena en que no faltaron las anécdotas sobre los éxitos del homenajeado durante su carrera futbolística.
Siguiendo la estela de su hermano, Suco I, que llegó a formar parte de la plantilla del primer equipo del Fútbol Club Barcelona, José Manuel Parada ingresó en la temporada 64/65 en la disciplina del Celta. Son muchos los ribeirenses que siguieron en aquella época cada encuentro del club vigués.
Entre estos entusiastas celtistas se encuentra Antonio Arca Soler, miembro de la directiva del Ateneo Valle-Inclán. En su libro Que no muera el celtiña , editado hace cuatro años, invita de forma novelada a realizar un recorrido por la historia de este club, un paseo en el que, como no podía ser de otra forma, está presente Suco II. Arca recuerda como fue su ingreso en el equipo vigués: «Quiso llamarse Zamorita, pero la presencia de otro delantero legendario en el Celta con esa misma denominación le llevó a autollamarse Suco II. Nunca sabremos si el hábito es el que hace al monje o el nombre al extremo izquierdo, pero lo cierto es que hablar en Balaídos de la velocidad supersónica, el centro venenoso, la entrega extenuada y el amor al escudo del club retrotrae la imagen de nuestro más querido jugador».
Debut
Al igual que muchos otros vecinos de Ribeira, Arca conoce al dedillo la historia del futbolista y la ensalza: «Debutó en una eliminatoria de copa frente al Atlético de Madrid y desde ese instante se convirtió en leyenda. Fue el mejor centrador para Abel. El mejor socio para Rivera, el mejor protector de Luís Villar y el mejor amigos de todos».
Tras defender, hasta la temporada 71/72, la camiseta celeste, Suco II pasó a formar parte de la plantilla del Pontevedra, donde permaneció hasta que colgó las botas, en 1974.
Parada Alvite dio sus siguientes pasos en Ribeira, su tierra natal, donde regentó primero una droguería para, posteriormente, pasar a engrosar el plantel de empleados de Moble de Cor. Con motivo de su jubilación, sus compañeros de trabajo quisieron rendirle un sentido homenaje, que tuvo como escenario el restaurante del Club Náutico de Ribeira. En estas instalaciones, con la ría de Arousa como telón de fondo, Suco II colgó por segunda vez las botas.