Reportaje | El impacto social de la huelga de Castromil La tercera jornada de paro de los trabajadores hizo que sólo funcionase el 30% de los servicios. Entre los afectados, más de mil universitarios que se quedaron sin el medio que usan para volver a sus casas
03 oct 2003 . Actualizado a las 07:00 h.?or tercer viernes consecutivo, los compostelanos sufrieron las consecuencias del paro de Castromil, un conflicto que, en lugar de solucionarse, tiene visos de ser eterno, dada la poca comunicación entre los trabajadores y los directivos de la compañía. El paro dejó ayer en Santiago a más de mil universitarios sin servicio de transporte, apenas funcionaron las líneas comarcales, como la de Brión, y los trayectos con las ciudades del eje atlántico fueron escasísimos (dos por urbe). Así las cosas, la estación de autobuses de Santiago tenía ayer un aspecto extraño: a ratos se formaban grandes colas y a ratos semejana un lugar desierto, de aire fantasmagórico. Por la mañana, ya se produjeron las primeras fricciones entre los piquetes y la empresa. Los trabajadores paralizaron el transporte universitario entre Santiago y Ordes alegando que contravenía los servicios mínimos. Pero la situación mayor de caos se produjo por la tarde, cuando un autobús de la línea Arriva se disponía a efectuar su salida a Ferrol. Entonces, un grupo de trabajadores irrumpió en el interior del vehículo y anunció que éste no podía efectuar su salida porque se habían despachado billetes de Castromil para ese recorrido. Más de 70 pasajeros, indigandos, volvieron al andén. E incluso, una señora, en pleno arrebato de histeria, amenazó con ponerse debajo del autobús. Entonces, llegó la policía y comunicó a los piquetes que no tenían derecho a parar la salida del autobús. Y éstos replicaron que sí, que esa línea, compartida entre Arriva y Castromil, infringía los servicios mínimos y, por tanto, cercenaba el derecho de huelga. Juan Gómez, gerente de Monbús, calificó estos hechos como «graves e ilegales» y denunció la actitud coactiva de los piquetes «porque un coche de servicios mínimos entre A Coruña y Muros también tuvo que salir escoltado por la policía». Mientras los trabajadores aseguran que el paro seguirá hasta que no se resuelvan los horarios excesivos que quiere imponer la empresa, ésta sostiene que los empleados de Castromil son los que mejores condiciones laborales tienen y que las diferencias de criterio existentes con la plantilla no justifican una huelga que coincide con el peor momento: el inicio del curso universitario. Ahora es cuando los estudiantes están negociando la compra de bonos de entre 70 y 80 viajes anuales. «Esto», asegura Juan Gómez, «nos crea un enorme daño». Mientras tanto, los ciudadanos aguardan la solución a un conflicto que les genera múltiples trastornos en el peor día de la semana: el viernes.