



















La organización distribuyó doce mil raciones de babosa y japónica en una recuperación de la fiesta marcada por la protesta contra Cobre San Rafael
20 ago 2023 . Actualizado a las 19:55 h.Al margen de los argumentos que esgriman unos y otros, cualquiera que se haya paseado por la Festa da Ameixa de Carril, que volvía al ruedo después del largo paréntesis de la pandemia, convendrá en que la concesión de la Ameixa de Ouro a Cobre San Rafael constituyó un clamoroso error por parte de la organización. Ni a la cofradía ni a los parquistas ni a la propia compañía que trata de reabrir la antigua mina de cobre de Touro les puede agradar la sonora pitada con la que fueron recibidos por una buena parte del público. Tampoco a la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, que vio enturbiado su nombramiento como Dama da Ameixa. Ni mucho menos al excelente molusco que crece en los arenales de Carril ni al pueblo que lo cultiva y se merecía un regreso sin borrones al podio de las celebraciones gastronómicas del verano gallego.
Lo que pasó se veía venir. Que conste que Fernando Riopa, el hombre de San Rafael que recibió el galardón, se esforzó por intentar explicar su idea de una minería sostenible, con un circuito cerrado de agua que impida cualquier tipo de afección ambiental. Ni sus razones ni el acuerdo que la empresa ha firmado con la Cofradía de Carril para monitorizar la calidad de las aguas del Ulla que desembocan en la ría tranquilizan a la mayoría de los colectivos del mar de Arousa, que rechazan de plano el proyecto, temiendo que su forma de vida se vea amenazada por la explotación de la mina a través, precisamente, del cauce del río. También ellos, quienes protagonizaron la protesta, se preocuparon de explicar el motivo de la movilización a muchos de los asistentes, que desconocían la existencia de un conflicto que continúa abierto después de que la Xunta haya denegado en primera instancia la solicitud de la firma.
El pregonero, a todo esto, porque entre unos y otros el detalle puede pasar desapercibido, fue Víctor Fábregas, la otra mitad de Os Tonechos, quien hizo su parte francamente bien. Gracias a él se supo que China es la mayor productora de almejas del planeta. El legendario cartero de Era visto! agradeció a la organización que fuese el joven curra párroco de Carril, Eduardo Amado, quien abriese el acto con una bendición. De paso, solicitó a la curia romana que sopese la idea de introducir las almejas de Carril en la comunión. Por pedir, que no quede.
Entretanto, ajenos a lo que se fraguaba a mediodía en la alameda carrilexa, los comensales daban cuenta de las doce mil raciones que la Orde da Ameixa cocinaba en el interior de la lonja. «Hai pouca ameixa, pero a verdade é que está boísima, excelente», reconocía el chef Miguel Mosteiro, encargado de coordinar al laborioso equipo que preparaba el manjar con cebolla, buen aceite, albariño y un toque de pimentón. Babosas, que se agotaron en un periquete, y japónicas que suscitaron colas kilométricas hasta las tres de la tarde frente a las casetas en las que se adquirían los tiques. «Están buenas de verdad», sostenía una pareja llegada desde Murcia. Madrid, el País Vasco, Cataluña. Para todos ellos, la almeja de Carril fue la verdadera mina.