Cuestión de moral

Alberto Varela ALCALDE DE VILAGARCÍA

VILAGARCÍA DE AROUSA

19 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya lo dijo Campoamor: «En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira». En el caso de la Comandancia, son muchos los cristales con que se mira, y más los intereses en la mirada, pero en este caso hay, a mi juicio, dos verdades absolutas.

La primera: es evidente, y así lo admite la Xunta, que Vilagarcía precisa un nuevo centro de salud. Los socialistas y otros grupos creemos que la ubicación ideal es la Comandancia, por centralidad, espacio y accesibilidad. Otros, no, y es legítimo. Pero lo cierto es que Vilagarcía necesita ese centro, sea allí o en otro emplazamiento. No nos desviemos, pues, del objetivo.

Y la segunda: la titularidad del edificio no es una cuestión de legalidad, sino de moralidad. La Comandancia se construyó porque la ciudad consintió en ocupar más espacio al mar para facilitar las funciones del puerto. Una vez que esa función se perdió, lo justo y lo moral es que ese espacio vuelva a la ciudad. Hay quien se empecina en justificar lo injustificable: la AJE puede estar en cualquier otro lugar, lo sabe cualquiera; luego, el empeño se debe a otros intereses, que no son precisamente los de los vilagarcianos.

En definitiva, se construya allí o no un centro de salud, lo único cierto es que ese edificio debe tener un uso social y público. En eso, la ciudad debe, y tiene, mucho que decir. Y ahí no caben cristales ni miradas. Lo contrario, por amoral, es una traición.