El gaiteiro de Carril que rompe los cánones

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

A Cristian le gusta innovar en la música y también en la cocina: «A portada do disco dun gaiteiro non ten por que ser nun cruceiro».
A Cristian le gusta innovar en la música y también en la cocina: «A portada do disco dun gaiteiro non ten por que ser nun cruceiro». m. < / span>ferreirós< / span>

Cristian Silva acaba de lanzar su primer trabajo, «Ego», y el día 23 de marzo lo presentará en Vilagarcía

21 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuentan quienes lo conocen desde hace años que de pequeño ya era inquieto y que las camareras del ya extinto Trasalba tenían que sortear las mesas y al pequeño Cristian casi por igual. Ahora, aquel niño de Carril tiene entre ceja y ceja convertirse en uno de los grandes del mundo de la gaita. Y quiere hacerlo manteniendo la esencia pero sin cerrarse. Ego, que así se llama su primer trabajo y que salió a la venta las pasadas Navidades, es el perfecto ejemplo. Es un disco en el que la gaita, evidentemente, tiene un predominio fundamental pero en el que el pop e incluso un cierto sabor indie aparecen indiscutiblemente.

Para aderezar el reportaje, Cristian -cuya buena mano en los fogones tiene cumplida fama entre sus amigos- prepara un kebab de pulpo. La elección no es a la ligera. Dice que el plato guarda cierta relación con su disco, en el que lo gallego -en este caso el pulpo- se mezcla a la perfección con las influencias foráneas para que el producto final sea todo un manjar.

Su inmersión en el mundo de la gaita fue gradual. Él, en realidad, comenzó con el tambor en un grupo de Carril cuando tenía siete u ocho años y fue pasando por varios instrumentos hasta que encontró el que lo enamoró. El enganche total se produjo en Vigo, en la escuela de artes y oficios. Allí se integró de paso en la Banda de Gaitas Xarabal que, precisamente hoy celebra un festival en el que Cristian Silva compartirá escenario con Anxo Pintos, Anxo Lorenzo, la Banda de Música de Valladares, Ernesto Campos o Riobó.

A partir de aquel momento en el que Cristian se decidió a ser gaiteiro todo lo demás llegó a base de trabajo. A los 15 años ya estaba metido en algún grupo. Comenzó a colaborar con TVG hace una década y eso le sirvió para irse abriendo un hueco. Fue jurado en un concurso de la televisión autonómica porque la enseñanza -él es profesor en los conservatorios de Ferrol y de Vilagarcía- es otra de sus vocaciones. Para entonces, sus colaboraciones en los trabajos de otros grandes de la música en Galicia como Carlos Núñez o Susana Seivane ya eran habituales. Él seguía teniendo entre ceja y ceja lo de sacar adelante su proyecto que, por fin, salió a la luz las pasadas Navidades.

La mayoría de los temas que aparecen en el trabajo son obra de Cristian Silva, pero hay tres o cuatro que fueron recogidos y adaptados al estilo que le gusta a él. Porque en Ego hay gaitas, muchas, pero también sintetizadores. En realidad, es un producto transgresor pero que, al menos entre sus fans, ha caído bastante bien. Porque los gaiteiros también tienen groupies. Asegura Cristian que a los pocos días de que saliera el disco a la venta, la respuesta a través de las redes sociales de sus seguidores ya había sido más que notable. Por ello, está convencido de que «hai oco no mercado» para propuestas como la suya.

La propuesta, desde luego, es original. Y se puede ver desde la portada. Él insiste con su discurso de respetar la tradición pero sin renegar de la innovación. «A portada do disco dun gaiteiro non ten por que ser diante dun cruceiro», afirma. En este caso parece claro que no fue así porque Cristian luce tatuajes sin mayor problema.

La puesta de largo de Ego será en Vilagarcía, por supuesto, el 23 de marzo con un concierto muy especial en el que Cristian estará acompañado de una potente banda. De hecho, la producción no es ni barata, ni sencilla. Y aunque está claro que cogerá una gira por los dientes para no soltarla si se le presenta la oportunidad, el formato del concierto que presentará en Vilagarcía será muy especial.

El kebab lo aderezó con la típica salsa de yogur pero también con ras el hanout. Un entrecot de boi era la otra opción. Tampoco hubiera estado mal.