En estas iglesias, el libro de cánticos está en el móvil

Rosa Estévez
rosa estévez O GROVE / LA VOZ

O GROVE

MARTINA MISER

Juan Ventura, párroco en Simes y en San Vicente, ha puesto códigos QR para compartir con los fieles las letras de los temas que se cantan en la misa

24 ago 2020 . Actualizado a las 08:28 h.

No puede decirse de él que sea una persona que pasa de puntillas por la vida. Juan Ventura Martínez, el cura párroco de San Vicente de O Grove y de Simes, en Meaño, es de esa gente que se mantiene en continuo movimiento, que se implica en las batallas que elige y que deja huella allá por dónde pasa. Ventura anda ahora preocupado por la pandemia y por sus consecuencias. Por la salud de sus feligreses y por la crisis económica que se avecina y que ya ha comenzado a cobrarse «más cerca de lo que nos creemos», sus víctimas. Hay muchas cosas, y muy urgentes, que atender. Pero aún así, Juan Ventura sigue encontrando un momento para buscar soluciones a pequeños problemas. Como que sus feligreses no pudiesen cantar en las misas.

«Con todo el tema del covid-19, está prohibido, lógicamente, repartir los folletos que teníamos antes con las letras de los cánticos», relata. Los vecinos de las dos parroquias que atiende «ya más o menos se las saben». Pero en estos meses de estío, O Salnés se llena de turistas y veraneantes: gente que tiene aquí su segunda residencia y que pasa toda la temporada, o al menos buena parte, en la localidad arousana. «Acaban convirtiéndose en unos feligreses más que no se saben la letra». Hasta este año, ese problema tenía fácil solución: se entregaban unos folletos con los cánticos para que la gente pudiese participar en la celebración. Pero el covid-19 ha proscrito ese tipo de soluciones. «Nos daba un poco de pena esa situación. Y un día se nos ocurrió que igual que la gente utiliza el código QR en los bares para acceder a la carta, pues podíamos hacer lo mismo en la iglesia».

Y funciona

Así que, hace unas dos semanas, en las entradas de las iglesias de San Vicente de O Grove y Simes hay colocados unos códigos que se leen con el teléfono y llevan, a la pantalla del móvil, los cánticos de la misa. «Antes de empezar, yo aviso de que existe esa posibilidad». Y, aunque los feligreses de más edad parecen no tener muy claro el asunto, «siempre hay alguien que se levanta y va a probar», comenta el sacerdote. «Hace unos días vino una familia de veraneantes, un grupo bastante grande, y los niños les pidieron los teléfonos a los padres para leer el código... Después se pasaron toda la misa cantando».

Para Juan Ventura, el tema de la música no es baladí: hace unos años editó un disco de música religiosa que se convirtió en un éxito en todo O Salnés: allí donde lo presentaba, triunfaba. Y aunque él se declara «más de papel que de tecnología», lo cierto es que nunca ha dudado en echar manos de las herramientas que esta pone a nuestro alcance. Vean. Cuando se inició la pandemia, él siguió dando su misa diaria; lo hacía a través del canal de Youtube de la parroquia. Para lograrlo, dijo, tuvo que hacer un cursillo acelerado, pero lo logró. Cada día se conectaban para seguir la ceremonia oficiada por Juan Ventura entre veinte y veinticinco personas; los domingos se llegaron a superar las cien conexiones.

Preocupación por el vandalismo nocturno en el recinto del templo y el cementerio

Pasado el 15 de agosto, la fecha no oficial que marca el final de las multitudes veraniegas en la comarca de O Salnés, Juan Ventura confiaba en que se hubiesen terminando los problemas de vandalismo que ha sufrido la parroquia de San Vicente de O Grove durante los últimos meses. Cada domingo, por la mañana, el conjunto formado por la iglesia y el cementerio amanece lleno de vasos abandonados, botellas tiradas y, por si no fuese suficiente, cristales rotos precedentes de los nichos. Hasta en el interior de la rectoral en reconstrucción se han sufrido daños. A Juan Ventura esas imágenes, que ayer volvieron a repetirse, le causan un profundo malestar, la desazón que generan los actos incomprensibles.

Este año, tras el rosario de daños sufridos, la parroquia ha decidido «poner en conocimiento de las autoridades policiales los hechos, con las correspondientes denuncias, y aportando toda la información que disponemos para facilitar la identificación de los autores, con la finalidad de que restauren el daño causado». También se ha solicitado que se incremente la presencia policial en el entorno para «proteger nuestro lugar de culto, el lugar de descanso de nuestros antepasados y nuestro patrimonio». También se pidió colaboración a los vecinos para dar con los autores tanto de los botellones de los sábados por la noche, como para evitar los daños y destrozos ocasionados en los recintos de la iglesia.