Un gran espectáculo, pero sin degustación

marina santaló

MEIS

MARTINA MISER

Los caballos tomaron Mosteiro con una amplia variedad de lucidos ejercicios, mientras que la parte gastronómica tuvo que suspenderse

16 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Disfrutar de los caballos es algo que puede hacerse sin montarlos. Mientras quienes se suben a ellos destacan la sensación de libertad, los que los miran desde abajo se dejan llevar por unos pasos que casan a la perfección con la música. Al menos, en Mosteiro, que celebró ayer su tradicional Feira do Cabalo con una amplia variedad de espectáculos. «Si tienen la cámara, el teléfono o la tablet a mano es el momento de sacarlos y aprovechar para grabar lo que van a ver». Es el momento del quinto y último número del gran espectáculo ecuestre con caballos de pura raza gallega y el presidente de la Asociación Pura Raza Cabalo Galego, Jacobo Pérez, hace las presentaciones. La pista de tierra vuelve a cobrar vida. En palabras de Pérez, «se transmite de forma sensorial lo que piensa el domador y hace el caballo tras mucho ensayar».

Paula Feijóo y Toni Cabo fueron los encargados de guiar a los caballos en sus movimientos a lo largo de cinco pases: doma de alta escuela, clásica, monta a la amazona, doma en libertad y ejercicios en tándem. Cuatro caballos fueron desfilando delante de los numerosos presentes. Elegantes pasos, carreras, saltos, siestas simuladas y brincos se alternaron sobre una de las dos pistas montadas por la asociación cultural y deportiva Zacande-Zalobrim para la ocasión. Un espectáculo que recorrió ya dieciocho ayuntamientos de toda Galicia y que tiene una característica clave: son caballos de los montes gallegos, seleccionados por la asociación según sus condiciones morfológicas y de movimiento. Una elección que resulta cada vez más complicada, dice Pérez, porque «están en peligro de extinción».

Al vistoso espectáculo le precedieron los ejercicios de doma clásica a cargo de Dani Louzán, Tomás Besada y la pequeña Paula Besada, que con solo nueve años se ganó una gran ovación con la exhibición que realizó con Tops, un poni al que adora.

Para entender lo que la Feira Anual do Cabalo significa para Meis hay que ampliar el foco de atención: quienes llegaron en coche a media mañana tuvieron que transitar en paralelo a los caballos. Cerca de cien personas hicieron un recorrido de algo más de una hora que tuvo como punto de partida el mercado ganadero, donde otros tanto caballos estaban a la venta. Así, ganaderos también tuvieron su parte de protagonismo. También particulares, que pudieron participar en la competición amistosa de Doma de Campo; y clubes hípicos, que mostraron la evolución de sus alumnos.

El percance

Una jornada por y para los caballos que se quedó este año sin parte gastronómica. Algo que, inevitablemente, no pasó desapercibido. Si hay quienes echaron en falta los trescientos kilogramos de carne de potro retenidos por la Consellería de Sanidade, hay también quienes aludieron a la rencillas entre las diferentes organizaciones vinculadas con la fiesta para explicar lo ocurrido. Sea como fuere, algo se quedó a medias. «Claro que afecta, eran partes complementarias», señalan desde Zalobrim, encargados de las actividades ecuestres. El balance sobre la apuesta de esta asociación por priorizar los ejercicios de doma a los concursos morfológicos es mayoritariamente positivo. «Mellor este ano, é máis divertido», señalan Juan Abal y Ángela Fontenla. Por su parte, María José Paz habla de «un pouco decepción». Como en todo, para gustos, colores. Incluso con los caballos.