El joven que soñaba con tocar la trompeta

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso MEAÑO / LA VOZ

MEAÑO

PACO RODRÍGUEZ

Empezó en la escuela de música de su Meaño natal, y desde allí José Forte ha logrado triunfar con el instrumento que más le gusta

17 nov 2017 . Actualizado a las 07:38 h.

José Forte tiene muy claro, desde hace tiempo, que en la trompeta estaba su futuro profesional. Este joven de Meaño sabía que no iba a ser fácil triunfar en una disciplina musical, pero lo ha conseguido. Tiene solo 28 años y es ya trompeta solista de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Allí ha llegado tras mucho estudiar, y tras mucho ensayar. «La dedicación que requiere este instrumento es grande, unas cuatro horas diarias mínimo», nos cuenta desde Santiago. Porque ayer estuvo en la capital gallega para impartir una clase maestra a los alumnos de la Escola de Altos Estudos Musicais de Santiago, un centro en el que también él se formó y al que ahora regresa para enseñar todo lo aprendido.

Tenía solo siete años cuando decidió empezar a estudiar música. Y lo hizo tras darle un buen susto a su madre. Porque un día al salir del colegio se quedó en las clases de música, sin decirle nada a nadie. El susto fue monumental pero sirvió «para que mi madre se diera cuenta de lo que realmente me gustaba», cuenta ahora. En una tierra como Meaño, donde la escuela de música tiene más de un centenar de alumnos, no es extraño que los pequeños cursen este tipo de estudios. Y que, más tarde, pasen a formar parte de la banda municipal. En estas dos entidades comenzó José su carrera. De esa época recuerda con mucho cariño «mis primeras clases de trompeta con Roberto Verde, al que le debo todo», explica. Sus clases «eran divertidas», así que aquel chiquillo no solo asistía a ellas con asiduidad, sino que «siempre dedicaba parte de la tarde a preparármelas. Después de mis deberes del colegio, dedicaba el resto a tocar la trompeta», cuenta. Reconoce que la carrera musical no es sencilla, pero él le ve el lado positivo, porque «con dedicación e ilusión todo es más fácil». Ha hecho sacrificios, muchos. «He dejado de hacer excursiones, viajes... por irme a tocar a algún sitio para seguir formándome», asegura. Pero no importa. «La verdad es que no me arrepentiré nunca», afirma.

Se formó en el Conservatorio Manuel Quiroga de Pontevedra, en el Conservatorio Superior de Música de Vigo, en la propia Escola de Altos Estudos Musicais y en la Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia. Pasó también por la Joven Orquesta Nacional de España, la Schwestig Holstein Festival Orchestra de Alemania y la Sibelius Academy Symphony Orchestra de Finlandia, entre otra agrupaciones. En todas ellas centró su formación en la trompeta. «Después vino el adentrarme en la vida profesional», relata. Tenía 18 años cuando debutó en la Real Filarmonía de Galicia y, más tarde, en la Orquesta Ciudad de Granada.

Hace ahora cinco años decidió que había llegado el momento de marcharse, de seguir formándose lejos de su tierra natal. «Estaba muy cómodo en Meaño, pero sabía que era la hora», explica. Así que se fue a Zúrich a hacer un máster en la especialidad de trompeta. «No me arrepiento de haberme ido. El estar en otro país te hace ver las cosas de diferente modo», sostiene. Y afirma que, de no haberse ido, quizás todos los acontecimientos que vinieron después no hubieran sucedido. Porque de Suiza regresó en el 2014 y en febrero de ese mismo año fue contratado a modo de prueba en la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Dos años después realizó el examen para ser trompeta solista en esa misma formación. Y lo consiguió.

Lo suyo es vocación y pasión, pero también mucha dedicación. Porque independientemente del tiempo que ensaye con la orquesta, José dedica todos los días un mínimo de cuatro horas a tocar la trompeta. «El de músico es un trabajo que nunca se puede dejar. Hasta el día de la jubilación hay que estar al pie del cañón», explica. Pero está encantado. «Estar en una formación así te hace crecer como persona y como músico. Hacemos óperas, donde conocemos a grandes cantantes, y damos conciertos sinfónicos, en los que intervienen grandes directores y solistas», cuenta. Eso le permite «aprender de todos un poquito». En eso está, en seguir aprendiendo. «Estaré siempre agradecido a la vida por darme la oportunidad de hacer lo que me gusta y que este sueño que desde pequeño tenía se haya cumplido», concluye.