¿Puede el covid hacernos más europeos?

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

CAMBADOS

Martina Miser

Varios comercios han adelantado su cierre a las ocho para apoyar a la hostelería; algunos quieren que ese cambio se perpetúe tras la pandemia

03 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo saben todos, los comerciantes y los hosteleros: «Esto es una cadena y si falla un eslabón, nos vamos todos al garete». Puede que, durante un tiempo, esa sensación de pertenencia a un sistema vivo e intercomunicado estuviese un tanto adormecida. Pero, cincelada por las sucesivas crisis, la conciencia de estos dos sectores que conviven a pie de calle, que dan textura y forma a los pueblos y ciudades, ha ido cogiendo forma. Tras la implantación del toque de queda, la hostelería lanzó una campaña para promocionar el adelanto de las cenas a las ocho. Y esa propuesta ha encontrado eco y respaldo en muchos comerciantes que han decidido adelantar su horario de cierre a las ocho de la tarde. Es Cambados donde se ha hecho de forma más visible y organizada, pero hay tiendas inmersas en el cambio en Vilagarcía y en O Grove, donde las asociaciones de comerciantes también miran con buenos ojos la iniciativa.

«Adoptamos esta medida como sinal de apoio á xente da hostalaría. Adiantar o peche media hora para nós non vai supor unha perda, porque esa non é media hora de ganancia», explica Carmen desde detrás del mostrador de la librería Contos, en Cambados. «O pequeno comercio e a hostalería temos que demostrar unión, sobre todo coa que está a caer», señala. De forma muy similar se expresa Pili Galiñanes, de la tienda de calzado infantil Bambi, en O Grove. Galiñanes, que también es concejala en la villa meca (PSOE), lleva ya unos cuantos días cerrando a las ocho de la tarde. «Estamos abrindo ás catro e media e pechamos ás oito. É unha forma de que a xente que traballa nos comercios poida saír de traballar e ter vida social coas limitacións nas que estamos», explica. «Pechando ás oito e media, ata as nove non estás fóra», y eso pone en marcha una demencial rueda de los horarios que acaba generando, incluso, los consabidos problemas de convivencia, ruidos y excesos de todo tipo.

Cortar esa cadena, adelantar unas horas nuestra forma de vida, es algo que tanto hosteleros como comerciantes llevan años barruntando. «Llevamos tiempo pensándolo, pero no lo decíamos», explica Álvaro Monteagudo, desde Mobu Deportes, en Vilagarcía. «He estado sacando ratios, y a partir de las siete y media de la tarde no hay gente», dice. Así que está dispuesto a adelantar la hora de cierre y ajustar sus horarios. «Si la hostelería no funciona, no funciona el comercio. En estos momentos tenemos que tirar los unos de los otros», argumenta, y lamenta que los políticos no hayan impulsado esas políticas para «mover el horario hacia atrás en todos los sectores» y no abandonar a los hosteleros a su suerte.

La solidaridad con otro sector podría ser, pues, el factor capaz de impulsar el cambio tanto tiempo esperado por buena parte de los comerciantes. «Si somos europeos, tendremos que serlo con todas las consecuencias, ¿no?», dice Álvaro Monteagudo. Y a sus palabras se adhieren las demás voces del sector consultadas. «Esta é unha boa oportunidade para europeizar os nosos horarios. Sería importante socialmente», explican desde Contos. Y Pili Galiñanes también se suma a esa opinión. «Eu podo entender que nun pobo coma o noso [O Grove] os horarios do verán sexan diferentes, porque a primeira hora da tarde ninguén vai abrir porque está todo o mundo na praia, e o que non se fai a primeira hora faise despois. Pero no inverno, estar ata as oito e media ou nove da tarde paréceme unha esaxeración. Eu penso que habería que adiantar o peche, pero non só nós: os supermercados tamén poderían pechar, e as empresas...».

En la misma línea se expresa Álvaro Monteagudo, quien considera que para europeizar de forma generalizada los horarios comerciales sería necesario que las grandes cadenas de ropa y complementos decidiesen dar el paso. «Y eso a ellas igual no les interesa», razona. Así que habrá que intentarlo a la manera del comercio local: a pecho descubierto.