Da un cierto vértigo pensar que por las manos de estos chavales, de catorce y quince años, han pasado cientos de miles de euros. La excursión, desde luego, ha merecido la pena antes incluso de conocer cuál será su destino. «Se me quedou algunha familia fóra, doerame na alma», subraya Teresa Barreiro, la mujer que escogió el número y no se olvidó de regalar alguna participación a familias que lo están pasando mal, para las que los cuatro euros que jugaban en cada boleto se han multiplicado por mil.
No muy lejos de A Illa, en Vilanoviña, funciona un establecimiento que bien merece la consideración de templo de la lotería en tierras de O Salnés. Casa Samuel no acostumbra a fallar a su cita navideña con la fortuna, y la de ayer no constituyó ninguna excepción. Sucede que, de momento, ni siquiera sus responsables saben cuántos décimos han podido vender del 42833, ese otro cuarto premio. Lo explica Cristina Iglesias, que no obstante brinda junto a su equipo por esta nueva visita de la suerte. En realidad, no es nada extraño. Más allá de confirmar el número que ha tocado, la gente de Loterías del Estado debe concretar los boletos que ha expedido cada local. Especialmente cuando lo hace de forma automática, a través de la consabida máquina, como es el caso.