Un paseo por los más bellos lugares de las Rías Baixas

cristóbal ramírez

A ILLA DE AROUSA

FLORA Y FAUNA EN EL PARQUE NATURAL DE CARREIRON (A ILLA DE AROUSA).
FLORA Y FAUNA EN EL PARQUE NATURAL DE CARREIRON (A ILLA DE AROUSA). VITOR MEJUTO

08 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La presión humana, muy grande en los meses de estío en todas las Rías Baixas, nunca llega al sur de A Illa de Arousa. En concreto a una península de límites tan irregulares que parece dibujada en el mapa por un niño. Recibe el nombre de O Carreirón, un parque natural local lleno de playas, de manera que uno puede elegir la que más le guste. En algunas se asientan algunas personas -siempre tranquilas, quienes prefieren el alboroto ya están en otro tipo de lugares-, en otras el visitante va a estar solo.

Además, ese visitante tiene la suerte de que los coches no pueden pasar y de que un sendero balizado -¡aquí no hay asfalto!- recorre todo el perímetro en una ruta sin desniveles. Súmese a ello que si por cualquier causa hay que acortar, un par de desvíos permiten hacer más breve una ruta que carece de dificultad alguna, aunque hacerla con carrito de bebé resulta muy incómodo. Conste: hay quien no se desanima.

El punto de partida se sitúa justo donde acaba la carretera (1). Allí, con la rotonda a la espalda, varios paneles informan de lo que se va a encontrar el visitante. Y recuerdan que el marisqueo es una actividad de la que depende la economía de muchas familias, así que está prohibido para los veraneantes.

Es posible hacer la ruta en un sentido o en otro. Partiendo por la derecha, nada más entrar en el bosque de pinos que puebla toda la península esperan unos solicitados bancos y mesas (2), antesala del primer arenal (3), muy protegido y que se prolonga sustancialmente durante las mareas bajas. Esa es una ensenada preciosa que tiene un molino en la ribera de enfrente.

Al cuarto de hora de haber partido un desvío invita a ir a la diestra, hasta la punta, un enclave idóneo para los amigos de observar aves (4). Más adelante, en el kilómetro 1,7, raro es el que no se detiene no tanto por pisar la octava playa de la península -literalmente pegada a la novena- como por admirar desde la lejanía las islas de Noro y Vionta, con la más conocida de Sálvora como telón de fondo.

Todo ese ecosistema es frágil, pero más el dunar. Por ese motivo las dunas están protegidas por una valla metálica a partir del km 2,9 (5), permitiéndose el acceso a la arena a través de pasos prefijados.

Otra panorámica bonita se obtiene desde el km 3,3, en punta Xestelas (6), con O Grove y la ensenada de O Vao como horizonte no muy lejano. Y a partir de ahí ya se bordea la playa de Salinas, estirada y muy concurrida, y que de alguna manera sirve de contrapunto a sus compañeras que han ido quedando atrás.