Noel y Diego Domínguez, bronce en París en C2 500, dan una inyección de moral en el CGTD: «Aquí trabajan para que seáis lo mejores, dad las gracias»
04 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El patio de butacas del CGTD en el que Diego y Noel Domínguez estuvieron decenas de veces los recibió ayer con los remos en alto. Ellos, a cambio, le dieron a los alumnos de bachiller una inyección de moral. Supieron transmitir unos valores que mamaron desde críos. Su padre, con una sonrisa, escuchaba a sus hijos, dos deportistas reconocidos de 21 y 25 años. Diego llegaba con su bronce en los Juegos de París y su hermano, como el medallista internacional en el que se convirtió. «Valorad y agradeced todo lo que hace el personal del centro, desde los profesores a los cocineros, que siempre os echan un poco más de comida. Ellos trabajan para que seáis los mejores», repitieron en distintos momentos del encuentro.
Los deportistas becados del CGTD los escuchaban con atención. También lo hacían un grupo de profesores que junto al director, Jesús López, sonreían a cada intervención de unos hermanos con el don de la motivación. «En la línea de salida de la final de París yo solo pensaba en el oro. Soñaba con la medalla incluso antes de los Juegos», explicó Diego. Pero para entenderlo bien, o mejor dicho para conocerlo bien, hay que oír a Noel. «Todos vosotros deberíais poner una persona como Diego en vuestra vida, siempre da un punto de vista distinto, es capaz de sacar hierro a los problemas. Es positivo, ve el lado bueno de todo y es capaz de transmitir motivación. Nunca se centra en el drama», dice su hermano mayor y compañero de canoa hasta el 2023 cuando Diego tuvo que buscar otra pareja, su actual compañero en el C2 Joan Antoni Moreno.
Siguió en el CGTD bajo las órdenes de Melo Costa, el entrenador de piragüismo del centro, hasta que se proclamó campeón del mundo en C2-500 e hizo las maletas. Se fue a Mallorca a entrenar y comenzó su carrera a París. Separaron sus caminos, pero no sus vida. «Fue duro, pero todo forma parte del trayecto. Ganar con tu hermano forma parte del camino, pero no es obligatorio», comenta Diego, que reconoce con cariño que «Noel es todo para mí, siempre ha sido mi referencia, él ya lo ganaba todo cuando yo empecé en la canoa. Es una referencia a la que he querido superar».
Son un tándem, aunque no sea en el mismo barco. «Mi hermano siempre será mi equipo, el resto lo serán solo en alguna etapa», puntualiza sin perder esa energía con la que encandiló a un patio de butacas que encadenó una pregunta tras otra. No era para menos. Este jueves tuvieron la oportunidad de saber cómo se traza el camino al éxito. De un lado estaban los alumnos becados, y de otro, dos deportistas de élite, uno de ellos con la medalla de bronce sobre la mesa. «Siempre hay que dar las gracias, tenéis que sentiros afortunados de donde estáis. El otro día hice el saque de honor en el Bernabéu. Fue alucinante, pero es importante ver todo desde fuera para no perder la perspectiva», señala Diego, que después de ganar el bronce mandó un mensaje al presidente del Real Madrid para recordarle que era muy madridista y quería llevar su medalla al estadio. Florentino Pérez cogió el guante y lo invitó.
¿Qué se siente?
El público, muy atento a las anécdotas de los palistas, querían saber cómo era ganar una medalla en los Juegos, pero también cómo es el camino hasta ahí. «Subirse al podio es la hostia, pero lo mejor de conseguirlo es poder compartirlo. Es increíble ver como la gente se alegra con tu logro», recalcó en un patio de butacas que también tenía curiosidad por saber cómo era la villa olímpica. «Estás allí y piensas que hay 11.000 deportistas, los mejores del planeta y tienes la suerte estar ahí. Es una locura, pero hay que parar y poner todo en contexto para darte cuenta de que eres un privilegiado», reconoció Diego.
Tanto él como Noel animaron a los alumnos del CGTD, donde se formaron como piragüistas, a trabajar para poder tener opciones de llegar a unos Juegos. Ambos reconocieron que se equivocaron en muchos pasos que dieron. Noel, porque empezó a estudiar ahora la carrera después de unos años sin encontrar su camino. «Ahora sacó matrículas de honor y sobresalientes», apunta. Y Diego suspendió la primera convocatoria de selectividad y entró en una de las carreras que tenían plaza. «Ahora está en cuarto y feliz con lo que aprende. «La vida se va construyendo, me he equivocado, pero no me arrepiento de nada», advierte el medallista sobre una carrera que solo acaba de empezar.