No habían transcurrido tres horas cuando se decidió el desalojo de la fábrica de cartonaje que la multinacional británica DS Smith posee en el polígono empresarial de O Pousadoiro. El viento, que había hecho de las suyas, impulsó primero el fuego hacia Caldas y luego sobre Vilagarcía. Eran las 22 horas y se activaba el nivel 2 por estar en peligro el núcleo de población de Porteliña, situado en la falda del Xiabre. El presidente de los comuneros de Saiar, José Manuel Suárez, decía pasadas las 23 horas que la situación es «moi complicada. Non vai quedar nada. Desde o campo de fútbol dirección Vilagarcía arde todo». La circunvalación norte de la capital arousana había sido cortada en toda su extensión, entre Carril y Baión. La misma suerte corría la carretera de O Pousadoiro, que comunica ambos municipios y funciona como el principal acceso de Vilagarcía a la AP-9.
Un técnico, dos agentes, diez brigadas, seis motobombas, dos palas, cuatro aviones y cuatro helicópteros fueron movilizados por la Consellería de Medio Ambiente. Varias unidades del servicio de Emerxencias de Vilagarcía apoyan los esfuerzos por extinguir el incendio. Equipos de municipios próximos, como Cuntis, y otros más lejanos, como O Grove, también estaban en el monte, al igual que los bomberos, el Cuerpo Nacional de Policía, la Policía Local y la Guardia Civil. En Castroagudín, las llamas avanzaban dibujando cuatro frentes diferentes. En la calle Souto de Arriba se levanta una de las viviendas que marcan el perímetro de la aldea. Eucaliptos de veinte metros crecen a un palmo del muro de la casa. El matorral ardía siguiendo los caprichos del viento mientras los vecinos regaban desesperados el tejado de la edificación y colaboraban con los equipos de emergencias. Que un tractor con una cisterna llena de agua lograse remontar un maltrecho camino y alcanzar este lugar parecía un milagro. Un camión cisterna también lo consiguió. A raíz de todo esto, tal vez sea una buena idea ampliar, reforzar y redimensionar el trazado viario de este pequeño núcleo, tal y como reclama un hombre mientras ayuda a extender una manguera.