Vilagarcía fue pionera en el reciclado de basura

José Ramón Alonso de la Torre
J.R. Alonso de la torre REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

A inicios de los 90, ningún concello de Galicia tenía un servicio de recogida selectiva como la Perla de Arousa

22 nov 2021 . Actualizado a las 21:49 h.

Era domingo y la portada de La Voz de Galicia venía con una exclusiva que hundió en la miseria a la responsable de la recogida selectiva de basura. Vilagarcía de Arousa se había convertido en ciudad pionera en Galicia en la recogida diferenciada de papel, vidrio y plástico. Era a principios de los 90 y la aparición en diversos puntos de la ciudad de contenedores azules, amarillos y verdes redondeados fue toda una revolución. La iniciativa fue del concejal de Medio Ambiente, Carlos Berride, pero se hacía con personal de la concejalía de la recogida de basura, que llevaba el concejal Machote.

Ninguno de los dos está ya con nosotros, pero a los dos hay que reconocerles su visión de futuro: cuando ningún concello de Galicia se atrevía con aquella modernidad tan engorrosa de separar el papel, el vidrio, el plástico, las pilas y los residuos orgánicos en cuatro bolsas diferentes, ellos se adelantaron a los tiempos, hicieron un esfuerzo de pedagogía y riesgo y se llevaron palos y desalientos sin medida, pero abrieron un camino que hoy se sustancia en un contrato de recogida de basuras que es un ejemplo de modernidad, eficacia y vanguardia. Ellos empezaron. No lo olvidemos nunca.

Pero regresemos a aquel domingo de principios de los 90 y fijémonos en la foto de portada de la edición de Arousa de La Voz de Galicia. Aparece en ella un montón de papel tirado en el monte, en concreto, en Pinar do Rei. Es papel amontonado, papel arrugado, papel para reciclar. El pie de foto de La Voz lo aclara todo: es el papel que los vilagarcianos habían depositado durante un par de semanas en los nuevos contenedores de color azul, pero, en lugar de estar en una planta de reciclaje, había acabado en el mismo sitio que los residuos orgánicos.

Mensaje demoledor

El mensaje de la fotografía era demoledor: de nada servía tomarse la molestia de echar el papel en una bolsa aparte y bajarlo al contenedor azul porque, al final, acababa en el mismo sitio que las cáscaras de plátano y las raspas de las fanecas fritas. Y si sucedía eso con el papel, ¿quién aseguraba que no pasaba lo mismo con el plástico, las latas y el vidrio? En conclusión, Vilagarcía no era pionera en reciclar, sino pionera en engañar.

Para más dolor político de los responsables de Medio Ambiente y Basura, el papel había sido descubierto por paseantes cercanos a la oposición de izquierdas, ellos habían hecho la foto y dado el aviso a los periodistas. Se entiende, en fin, el hundimiento en la miseria de la responsable técnica de aquel reciclaje pionero al recoger del buzón el ejemplar dominical de La Voz de Galicia.

Con las basuras como pretexto se han escrito novelas, series y películas de género negro o mafioso. Recordemos Chinatown o Los Soprano. En Vilagarcía de Arousa, con las basuras se podría haber escrito un divertido esperpento entre valleinclanesco y berlanguiano. El primer capítulo se habría titulado Basuras en O Cavadelo. Seguro que lo han olvidado porque la memoria es selectiva y elimina lo doloroso y lo grotesco, pero durante un tiempo, el vertedero de la basura vilagarciana estuvo donde están los juzgados y la comisaría. Después se la llevaron a Lalín en convoyes nocturnos.

Misterio resuelto

El segundo capítulo se titularía Papel reciclable en medio del monte y contaría la historia que resumía aquella foto de portada. ¿Qué había sucedido, en verdad eran tan impresentables y tramposos los responsables de las basuras y el medio ambiente vilagarcianos? Todo había sido bastante más chusco. Los operarios habían recogido el papel en un viejo camión volquete y habían ido a Poio, donde se lo debían recoger. Era viernes por la tarde, llegaba el fin de semana y, por razones que nadie aclaró nunca, pero que suenan a que se aproximaba la hora de cerrar y había ganas de marcharse a casa hasta el lunes, en Poio no quisieron recoger el papel de Vilagarcía. ¿Qué hacer con aquel cargamento? Pues volver a Vilagarcía y, como no iban a dejar el camión cargado de papel hasta el lunes, sin encomendarse al concejal ni al diablo, subieron a Pinar do Rei y lo tiraron al monte.

Aquel episodio acabó siendo positivo. Al convertir el reciclado, un asunto en el que pocos creían, en motivo político al rojo vivo, el equipo de gobierno se lo tomó muy en serio, los operarios aprendieron que reciclar era sagrado y la ciudadanía empezó a pensar que, a lo mejor, eso de separar la basura no era ninguna tontería.

El caso es que Vilagarcía se convirtió en ciudad ejemplar en reciclaje y el último capítulo de la historia tiene final feliz: este nuevo contrato para la recogida de basuras que, comparando con la recogida en otras ciudades de dentro y de fuera de Galicia, introduce tantas novedades y tanta conciencia que coloca la ciudad a niveles holandeses o alemanes: recogida de biorresiduos, vehículos específicos para cada tipo de residuo, punto limpio móvil eficaz, recogida puerta a puerta de cartón en establecimientos comerciales, etcétera.

Pinar do Rei es hoy un punto limpio modélico y no ha vuelto a producirse ninguna decisión loca unilateral a lomos de un camión volquete. Pero todo esto parte de aquel empeño loco de reciclar la basura cuando nadie lo hacía en Galicia.