El último baile de Ricky

Antonio Garrido Viñas
Antonio Garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Falleció en Vilagarcía Ricardo García, un genuino e irrepetible «Teddy Boy»

18 sep 2021 . Actualizado a las 21:10 h.

Hay personas que son parte indispensable del paisaje de una ciudad. Ricardo García Pazos, Ricky, era una de ellas. Un tipo con alma de músico, con alma musical mejor dicho, que siempre tuvo claro cómo quería ser, a pesar de que nunca lo tuvo fácil para ser como era. Ricky era rocker, el último Teddy Boy de O Salnés, y lo fue desde siempre. Desde que, cuando siendo niño, en Holanda, donde nació porque allí habían emigrado sus padres, descubrió la música. Y tras la música, llegó la estética. Primero, a escondidas, por miedo a que sus padres se enfadaran. Se peinaba su inconfundible tupé en el portal de su casa, en secreto, antes de salir a la calle, hasta que un día le echó valor y se sentó a la mesa con el look que le salía de esa alma musical que siempre lo acompañó. «Lo aceptó sin problemas. Yo no iba a cambiar», contaba hace un par de años en las páginas de La Voz la reacción de su progenitor. 

Ricky recordaba perfectamente aquella primera vez en casa, como también los numerosos insultos, las innumerables burlas que soportó por ser como era. «Aprendí a bailar yo solo. Aprendí a base de que se rieran de mí, pero cuanto más se reían, más lo hacía», recordaba. Incluso ahora tenía que aguantar alguna mirada burlesca. A estas alturas, ya más que miedo —como el que pasó con quince años cuando tuvo que escapar a toda velocidad de cinco macarrillas que lo perseguían por O Castro al grito de «a por por el rockabilly»—, es probable que quienes lanzaran esas miradas le produjeran a Ricky un sentimiento de pena. 

Ricky se ha echado el último baile y, si escogió él la música, seguro que fue a los sones de Eddie Cochran