A tope en la playa fluvial de Vilarello

r. Ares / A. g VALGA / LA VOZ

AROUSA

RAQUEL ARES

El de Valga es uno de los chiringuitos de este verano, capaz de atraer a clientela de O Salnés, Padrón, Boiro e incluso Eslovaquia

02 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante este verano, en el que los eventos multitudinarios se dan a cuentagotas, jóvenes de toda la comarca y más allá han encontrado en las sesiones disyóquey de la playa fluvial de Vilarello, en Valga, su vía de escape. Las tardes de cada jueves, viernes y sábado corren a cargo de los disyóquey DJ Pabs, Pedro Gainza y Maqui. Sin duda la clave del éxito detrás de estos tardeos recae en lo mucho que se asemejan a la antigua normalidad. De no ser por la obligatoriedad de respetar las medidas de seguridad, bailando sentados y con la mascarilla puesta, todos los presentes olvidarían al ritmo de los grandes éxitos del reggaeton -nuevo y antiguo- la situación en la que continuamos sumergidos.

El viernes se reunieron en la terraza cantidad de jóvenes de O Salnés, pero también de Padrón, Pontesures, Boiro e incluso Eslovaquia. A medianoche continuaban llegando vehículos repletos de chavales, que no pudieron acceder al recinto porque el aforo ya estaba cubierto desde hacía horas. Al tiempo que el sol se escondía y las sudaderas hicieron su aparición, las mesas empezaron a llenarse de platos con hamburguesas, nuggets y patatas, entre otras muchas opciones.

Cercanía

Sin duda el buen ambiente que se cuece cada tarde en este local valgués merece el viaje, o eso dice el boca a boca, pero es el trato cercano, tanto de la gerente del local como del personal que atiende las mesas, lo que anima a repetir el plan cada semana.

«Desde que descubrí este sitio no he fallado una semana. Vine ayer, hoy he vuelto y mañana estaré aquí a las siete para no quedarme sin mesa», explica la boirense Uxía Abanqueiro. La Guardia Civil se personó en el establecimiento para comprobar que todo estaba en orden ante la alta afluencia de gente. Tras comprobar que allí se estaban cumpliendo todas las medidas, la fiesta continuó según lo previsto hasta la hora del cierre. Cabe destacar la buena participación del público en la sesión de música, siguiendo las directrices de los disyóqueys levantando los brazos y dando palmas cada vez que así lo pedían.

Momento mágico

El momento especial de la noche llega cuando se termina la música urbana y comienzan a sonar clásicos españoles que los asistentes se lanzan a cantar a grito pelado como Marta, Sebas, Guille y los demás de Amaral, o La Casa por el Tejado de Fito y Fitipaldis. Durante la sesión del viernes, esta última fue acompañada de una nube de flashes balanceados al ritmo de la música, creando un ambiente mágico.