De Arthur Rubinstein al Baile del Percebe

José Ramón Alonso de la Torre
J.R. Alonso de la torre REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

La historia musical de Vilagarcía está llena de sobresaltos, pero nunca se para

08 mar 2021 . Actualizado a las 09:40 h.

La historia cultural de Vilagarcía no se puede entender sin la música. No se trata solo de recuerdos: aquel Casino vilagarciano de los años 20, con su piano de cola traído desde Nueva York y los conciertos de primeras figuras como Arthur Rubinstein o Andrés Segovia. En el Liceo Marítimo, destacaba entonces su cuadro artístico de zarzuela compuesto por 60 actores y orquesta. La banda de Vilagarcía sonaba muy bien y de aquí salieron profesores del conservatorio de Madrid como Martín Millán o Daniel Bravo.

Con los años, la afición no decayó. En los años 70, tuvimos al grupo Airiños, una especie de Viva la Gente arousano formado por decenas de jóvenes que incluso llegaron a grabar varios discos. No olvidemos el grupo de cuerda del Liceo ni tantas otras formaciones musicales. Mientras tanto, la enseñanza de la música en Vilagarcía era sostenida por la vocación y pedagogía de profesores como Galbán o Porto.

En los años 70, Ernestín, Peto, Manolín y Tito querían emular a Los Bravos y a Los Brincos. Se fundó entonces el grupo Siete 70, a quienes aún pudimos escuchar en una fiesta retro en A Xunqueira en las fiestas de San Roque del 97. Todo eso del Viña Rock, el Espárrago Rock, etcétera, tuvo una de sus raíces en aquella Pascua Xoven que nació en Vilagarcía en 1973 y que, aunque tuviera eslóganes tan comedidos como Métete en el rollo de Jesús, en el fondo no dejaba de ser un festival de música y experiencias, que se celebraba en las instalaciones de las Filipenses, un pretexto para que centenares de jóvenes pasaran tres días fuera de casa en lo que fue una avanzadilla de los festivales rock que explotaron en los 90. Da lo mismo si lo organizaba la parroquia de A Xunqueira o un productor de campanillas.

En los años 90, en Vilagarcía ya pegaban fuerte Korosi Dansas, grupo emblemático y adelantado. Recuerdo un festival de solidaridad con las despedidas de Charpo en A Illa, en O Regueiro, en 1990, con un frío de mil demonios y Josito Porto liderando desde el escenario aquella fiesta primera de rock y solidaridad con as charpeiras, como él las bautizó. Los Korosi eran aún un grupo muy local. En el 93 los llevamos al IES Bouza Brey en un concierto inolvidable. Después, Josito y su banda se convertirían en un fenómeno musical más allá de la ría.

En 1992, las fiestas de Vilagarcía fueron muy musicales y variadas. Vinieron Los Suaves y Celtas Cortos y orquestas catalanas como Volcán, Platería y La Clandestina. Pero con Celtas Cortos se perdieron dos millones y hubo lío con el césped del estadio de A Lomba. Las orquestas no triunfaron porque aquí no bailaba nadie, la gente decía que era porque en las verbenas de Vilagarcía había demasiada luz y los agarraos solo apetecen con un poco de intimidad.

El fracaso de aquel programa musical estelar provocó un retroceso en busca de la seguridad de lo camp. Y vinieron a A Xunqueira y a la explanada TIR del puerto Jeanette en el 97, Los Panchos en el 98 El Consorcio y Los Módulos en 1999. Pero el año más vintage fue 1995, cuando en San Roque, tras un aperitivo para disimular con Korosi Dansas, hubo conciertos para los sesentayochistas castristas (Carlos Puebla), los pachangueros sonrientes (La Década Prodigiosa), los horteras delirantes (Paolo Salvatore), los nostálgicos románticos (Pablo Abraira) y los yeyés recalcitrantes (Mike Kennedy y Los Bravos). Aunque lo mejor de todo fue el concierto de Massiel en A Xunqueira, que nos contó su cena en Casa Bóveda a base de marisco, se inventó sobre el escenario el Baile del Percebe, que nos movió a todos, y acabó quedándose ronca de tanto hablar y cantar.

A pesar de tanta música retro, nada podía detener el avance de los tiempos y a punto de entrar en el siglo XXI, siete grupos vilagarcianos (Ulcerato Pum, Itupas, Toni B. Willisch & Banda, Extorsión, Los Problemas, Luismi y Lua Cornuda) organizaban el Primeiro Asalto Rock de Vilagarcía y grababan la maqueta K?7 Katálogo do Pop?Rock Vilagarcián.

Los jóvenes vilagarcianos se sentían atraídos por la fuerza del rock nuevo, duro y desvergonzado y los padres no teníamos más remedio que apoyar esos gustos musicales. Recuerdo haber comprado por aquellos años un bajo en Musical Galbán que le cambió la vida a mi hijo. Desde entonces, el rock es su pasión. Con su grupo, Maromaco, y un grupo de Verín, Pneura, acaban de publicar un vinilo llamado Splitraioto extremeño, galaico y fronterizo. Hacen una música muy cañera. Los Maromaco tocan hardcore/grind y los Pneura (Jevy y Richard), death crust experimental con toques de Manquiña en Airbag y del Dragon Ball de la TVG.

El Club Xabarín y el rock de batea marcando la memoria sentimental de los treintañeros y la historia musical de Vilagarcía de Arousa avanzando desde la Pascua Xoven y Airiños hasta el festival Revenidas que se celebra en Vilaxoán, desde Rubinstein hasta Korosi Dansas pasando por Los Siete 70. Y en medio, El Baile del Percebe de Massiel, las parejas huyendo de las verbenas iluminadas y los Pneura sintetizándolo todo en un diálogo mítico de Manquiña: «Veo que tiene buen ojo amigo. Esta es la Somachigún, una máquina de matar, Dios, una joya».