Los arlequinados son los nuestros

AROUSA

MARTINA MISER

Quizás algún acto de reconocimiento mutuo entre afición y plantilla del Arousa habría que hacer

03 jun 2020 . Actualizado a las 13:19 h.

Todo tuvo lugar en la 1993, que parece una fecha tan lejana como la de cinco siglos antes -todavía celebramos aquellas tropelías cada año, creo- y con artistas argentinos sobre el terreno de juego. Lo recordó veinte años después uno de sus protagonistas en las páginas de La Voz.

«El lance se produce muy cerca del banquillo. Yo salgo porque Diego [Maradona] está en el suelo. Pero cuando llego, veo que ya se ha incorporado y me encuentro al chico del Dépor sangrando. Ni lo pensé. Lógicamente, me puse a echarle una mano mientras llegaban las asistencias de su equipo». En ese instante, Bilardo salta del banquillo fuera de sí: «¡Domingo, Domingo, a Diego, a Diego!», le grita al integrante de su cuerpo médico. «En el campo ni me enteré», explicaba el actual fisioterapeuta de las categorías inferiores sevillistas.

Domingo Pérez siguió echando una mano a Albistegui y Bilardo, toleando, habla con su banquillo: «En vez de agarrar a Diego, agarra al otro. Me quiero morir, me quiero morir», se desesperaba. 

Tal es su enfado que el entrenador argentino se acerca una vez más a la banda para hacer reaccionar a su asistente: «Los de colorado son nuestros», repite hasta tres veces. Y luego llegó el célebre momento: «Qué carajo me importa a mí el otro, pisalo, pisalo». Era la génesis de la gran televisión en España. Fue a partir de entones cuando los integrantes del gran circo comenzaron a darse cuenta de que mucho de lo que hacían iba a verse en todos los hogares. ¿Y qué hacen ahora? ¿Cambiaron de costumbres? Quizás. O no. Porque lo que han hecho es taparse la boca casi hasta para escupir. Esto último es una de las cosas que más me preocupa con lo del covid-19. ¿Cómo harán esos chicos a partir de ahora para escupir o sonarse los mocos? ¿Nos van a hurtar de esas imágenes los realizadores de televisión? ¿Quién no ha visto a Cristiano o a Messi soltando líquidos por varios de sus orificios después de fallar una ocasión clara? Es curioso, porque la urgencia respiratoria llega tras marrar un gol. Cuando lo marcan, no sucede. O igual acontece en el abrazo que llega después. Algo que sucede siempre. Hasta en lo más simple. «Antes, cuando hacías un gol de penalti le pedías disculpas al arquero; ahora se sacan la camiseta y se cuelgan del alambrado», decía el mítico Di Stefano.

Aquella temporada 1992-93 en la que el Diego pisaba el césped de Riazor es histórica también para el Arousa porque fue la última en la que el conjunto arlequinado disputaba una fase de ascenso a 2.ª B. Era la última hasta la presente, en la que el conjunto de Rafa Sáez ha conseguido hacerse con un puesto entre los cuatro primeros. Ellos también están ya (semi)liberados y se entrenan desde hace unos semanas para intentar darle una alegría a sus seguidores. No podrán verlo la gran mayoría en directo, pero quizás algún acto de reconocimiento mutuo entre parroquia y plantilla habría que hacer. Va. Que lo organicen los de Onda Arlequinada. Iremos.