Cuando llegó a Vilagarcía como «jefe» del PP, prometió que se empezaría a trabajar en equipo, que destacarían no solo los prohombres rurales y las buenas familias, sino la gente válida técnica y políticamente y se apostaría por el dinamismo. La vieja guardia no comulgó nunca con el nuevo estilo del bancario y aquel experimento duró poco porque los militantes preferían recurrir a Rivera Mallo, que seguía siendo en aquel tiempo baluarte y referencia del partido.
Curiosamente, cuando Pablo Crespo saltó de Vilagarcía a la política regional, le sucedió al frente del PP vilagarciano el director de zona de Caixa Pontevedra, Manuel Bouzas. Aquella operación se llamó periodísticamente Caixa Connection: el poder pasaba de un ejecutivo de Caixa Galicia a un ejecutivo de Caixa Pontevedra.