Es el periurbano, estúpido

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Antes se decía que quien dominaba la rúa Castelao ganaba las elecciones de Vilagarcía, pero eso ha cambiado

14 abr 2019 . Actualizado a las 13:39 h.

Quien domina la rúa Castelao domina Vilagarcía. Un aserto que ha dominado la política local durante muchos años. Más allá de que las sedes del PP y el PSOE allí estén, incluso la de Ivil allí estuvo, conviene recordar que la nueva Vilagarcía, esa que intenta apartar a los coches del centro de la ciudad para solaz de los peatones, arrancó precisamente en esa arteria que comenzó a ser denominada como la milla de oro de la ciudad. Ojo, los partidos políticos no despreciaban en absoluto los votos que llegaban de la periferia. Ahí estaba Machote como factotum socialista en un Vilaxoán que según él llegaba hasta el puente del río de O Con en Doutor Tourón, o Berete en Carril y Cholo en Cornazo cabalgando a las órdenes de Rivera.

Ahora, sin embargo, las cosas han cambiado. Ahora, el aleteo de una ouxa en las aguas de Carril puede provocar un tornado en Ravella, empujado por la fuerza que otorgan las redes sociales. No son buenos tiempos para ser concejal de Obras, ya no solo en Vilagarcía sino en cualquier otro lugar. Lino Mouriño, el edil vilagarciano a cargo de esa encomienda, se despierta cada mañana con un bache en las narices, un arcén por desbrozar o una caca de perra que todavía humea en alguna acera, que hay quien se dedica a fotografiar heces caninas para luego colgarlas en Facebook como parte de su ejercicio matinal. Rareza extraña esta, pero cada cual con las suyas.

El asunto, es decir, implica que ya no vale el paseo por los barrios del extrarradio cada vez que la tarjeta censal llama a la puerta. Ahora se trata de una carrera de fondo. Es el periurbano, estúpido, que diría James Carville (busquen en la wikipedia su historia). Ahora, gracias a las encuestas que Sondaxe ha publicado en las páginas de La Voz sabemos que buena parte de la suerte de las próximas municipales (sí, ahora estamos con las generales, pero para consultar sobre eso vayan a las primeras páginas) se decidirá en el entorno periurbano. Es decir, en los votos que salgan de Carril, Vilaxoán, O Piñeiriño o A Lomba. Allí, según el trabajo estadístico, la amplia ventaja que el PSOE de Alberto Varela cosecharía en el resto de la ciudad se achicaría bastante hasta bordear la incertidumbre.

Es en ese entorno periurbano donde el perfil del votante está más indefinido. Un tipo mucho más crítico que sus ancestros en cuanto a sus preferencias, que vota sin mirar la camiseta y al que le da igual cambiar su voto cada cuatro años. De hecho, el porcentaje de indecisos que arrojaban los datos de Sondaxe son muy elevados.

Así las cosas, los partidos están destinando buena parte de sus esfuerzos en convencer a quienes ya ni siquiera van al centro de la ciudad para tomar un café. Estamos viendo en las últimas semanas, y lo que te rondaré morena, multitud de reuniones de los diferentes grupos que se presentarán a las próximas elecciones con todas las asociaciones de vecinos habidas y por haber. Todas del entorno rural y del periurbano, que en el centro nunca han necesitado que los ciudadanos se agruparan para hacer constar su presencia como vilagarcianos.

El voto de(l) centro

Eso, los partidos de la oposición, que quien manda tiene sus propias armas para dejarse ver. Hay obras en marcha en Matosinhos (A Lomba), rúa Cervantes (Carril) y Vázquez Leis (Vilaxoán) y hasta han comenzado a aparecer operarios por O Piñeiriño para reparar las aceras. Sí, es verdad, también las hay en la plaza de A Independencia, pero es que lo de buscar al votante de (l) centro ya se inventó en Vilagarcía mucho antes de que Albert Rivera se desnudara en su primer cartel electoral.