Una multitud despide en Cambados a las víctimas del naufragio

Rosa Estévez
R. Estévez CAMBADOS / LA VOZ

AROUSA

El pabellón de O Pombal y todo su entorno se vieron abarrotados en el funeral que ofició el arzobispo de Santiago

22 dic 2018 . Actualizado a las 00:01 h.

La jornada de hoy será difícil de olvidar en Cambados. No hay consuelo ante la pérdida de Manuel Serén, Teófilo Rodríguez, Bernardino Padín y Guillermo Casáis, cuyo cuerpo todavía no ha sido recuperado. Queda, al menos, la solidaridad y el cariño hacia las familias de las cuatro víctimas mortales del naufragio que el miércoles sufría el cerquero Sin Querer Dos al sur de Fisterra, helando los corazones de la villa arousana de la que los mariñeiros eran vecinos. Queda, también, el recuerdo de cuatro personas excepcionales.

Como la alcaldesa Fátima Abal anunció ayer, el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, se encargó, hacia las 16 horas, de oficiar el funeral por los cuatro mariñeiros en el mismo pabellón de O Pombal en el que el jueves se instaló la capilla ardiente. No solo el edificio, también su entorno se quedó pequeño para acoger a la multitud que acudió a despedir a los suyos. No faltaron las autoridades, desde la conselleira do Mar a varios alcaldes de la comarca, el capitán marítimo y varios miembros del gobierno de la Diputación de Pontevedra. Pero evitaron el foco y se situaron siempre en un segundo plano. También varios patrones mayores de la ría quisieron despedirse de su gente, gente de mar.

La misa concluyó con una emocionada interpretación de la Salve Marinera. Poco después, los vehículos que portaban los féretros partieron de O Pombal. Los acompañaron las gaitas de la agrupación cultural Xironsa, que hiceron resonar el himno del Antiguo Reino de Galicia mientras la lluvia daba una pequeña tregua. Cambados continúa de luto.