Una eterna fila de vilagarcianos sale a la calle para esperar a Sus Majestades

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

La cabalgata volvió a revelarse como un acontecimiento multitudinario

06 ene 2015 . Actualizado a las 04:59 h.

Y tras el humo, la marabunta. Los novecientos participantes en la cabalgata de Vilagarcía tenían que atravesar una columna de humo artificial bajo el arco de Vista Alegre. Una vez superada, llegaba la impresión. Una fila de cabezas, quíntuple fila en muchos tramos, que aguardaba el paso de las carrozas de los Reyes Magos. La cabalgata de Vilagarcía, en un día como ayer en el que el tiempo acompañó, volvió a revelarse como uno de los acontecimientos más multitudinarios de los que se celebran en la comarca de O Salnés.

La salida se dio a las siete, pasaban algunos minutos en realidad, pero todo comenzó mucho antes. Los niños de los colegios participantes tenían que estar por allí con más de una hora de antelación para poder ser recibidos por los Reyes Magos. Con los accesos a Vista Alegre bien controlados para que nadie se colara, los chicos y sus acompañantes fueron pasando al colegio filipense para esperar allí a Sus Majestades. Y allí entraron. Hubo colas para hacerse las fotos de rigor pero tras la marabunta inicial todo estuvo bajo control. Fue curioso porque unos minutos más tarde, ya en la calle, todos aquellos que quisieron tuvieron su selfie con Melchor, Gaspar o Baltasar sin mayores problemas, pero al principio había miedo a quedarse sin el retrato.

Los niños bien, gracias. Nerviosos hasta que los pudieron tocar pero ya calmados poco después, con sus caramelos en los bolsillos. Llegaba más tarde la parte más dura. Tocaba esperar cuarenta minutos en la calle, más o menos en formación, a la espera de que se diera el pistoletazo de salida. Hubo reparto de caramelos y algún baile con los bombos, pero esa espera tiene su mérito para unas criaturas de esa edad. Entre que por allí andaban Os Ingleses con sus uniformes de romanos y que los bombos y los tambores fueron del agrado de los pequeños la cosa se fue llevando.

Bombas de palenque y comienza el desfile. El abanderado del colegio de O Piñeiriño fue Gustavo César Veloso. Los chavales, pendientes de las aceras para saludar a familiares, compañeros y profesores. Por increíble que parezca los veían entre la multitud.

2.500 kg de caramelos

Yendo de teloneros de Melchor, que iba en su carroza unos metros más atrás, fueron los chicos haciendo camino al andar. El recorrido, largo, estaba plagado de gente salvo en el tramo final de la avenida de A Mariña y el inicial de Rey Daviña. Las caras de los espectadores más jóvenes, expectantes ante lo que les quedaba por ver: seis carrozas que repartían dos toneladas y media de caramelos a manos llenas. La música, a golpe de bombo principalmente, que para eso estrenó diecinueve la comisión organizadora.

Ya en el tramo final, y tras más de una hora de caminata, los más pequeños empezaban a pedir papas. Volvían las apreturas y la Policía Local tenía que insistir a los espectadores en que se echaran unos centímetros hacia atrás. Llegaba el último empujón, con Arapiles hasta los topes. Y el paso por Ravella hasta llegar a las puertas del Concello, donde se deshacía la comitiva. Ese abrupto y desordenado final contrasta con lo milimetrado del resto de la jornada. Eran los padres quienes lo criticaban. A los chavales les seguían brillando aún los ojos tras un día que no olvidarán.

crónica a pie de carroza

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