Lecciones que leer en el PSOE

Serxio González Souto
Serxio González VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Los socialistas se ven obligados a remodelar su grupo por el «desliz» de Camiño en Facebook.
Los socialistas se ven obligados a remodelar su grupo por el «desliz» de Camiño en Facebook. m. miser< / span>

La dimisión de Susana Camiño y la forma en que se produjo ofrecen motivos de reflexión y otra ocasión para los socialistas

18 may 2014 . Actualizado a las 06:50 h.

La paradoja en la que desde hace tiempo se mueven los socialistas vilagarcianos suma esta semana nuevos argumentos. Por una parte, la pérdida de Susana Camiño priva al grupo municipal de una conexión verdaderamente activa con la calle. Reducido el papel de Manuel Rodríguez Cuervo a una ínfima expresión y descartada la opción de Eva Pesado por Vilaxoán, la concejala carrilexa constituía, con permiso de Lino Mouriño, su única baza de penetración en el amplio territorio que rodea al centro de la ciudad. A cambio, su sustituto, Fernando Quintela, aporta, además de su experiencia en el movimiento de defensa de la sanidad pública, factores interesantes al equipo de ediles. Un grado de conocimiento elevado en un ámbito en el que tampoco anda el PSdeG precisamente sobrado: lo que se ha dado en llamar «vilagarcianismo de toda la vida». Pero, sobre todo, la oportunidad de aprovechar su llegada, junto a la forma en la que se despidió Camiño, para emplear cemento interno en busca de una cohesión que para el puño y la rosa se antoja tan imprescindible como lejana se halla en estos momentos.

De la renuncia de Susana Camiño, los socialistas pueden extraer diferentes lecciones. Pero la más valiosa de todas ellas consiste, sin duda, en que las decisiones urgentes jamás deben obviar que quienes las padecen son personas. Que una concejala se exceda en sus opiniones sobre un asunto tan grave como un asesinato es, en efecto, motivo de dimisión (por cierto, estaría muy bien que el rigor en la aplicación de este criterio se extendiese al conjunto de las formaciones políticas, a cargos sospechosos de indignantes delitos y a puestos de alta responsabilidad, y no limitarse al edil o al militante de a pie, aunque este es otro debate). Pero se trata de un error independiente del trabajo que ha realizado en el Concello a lo largo de los últimos años. No existe ninguna razón para que esa labor no sea reconocida como se merece y su protagonista, arropada en el reconocimiento de un fallo ante el que, no lo olvidemos, asume al irse sus consecuencias.

El PSOE rectificó, en este sentido, el apresurado comunicado que había emitido la noche anterior, y supo estar finalmente al lado de Camiño. Lo contrario nadie lo hubiese entendido, además de haber profundizado en las fisuras internas que agrietan el edificio socialista en la ciudad.

El expediente a Quintela

La reflexión sobre este factor puede aplicarse perfectamente a otro punto que entraña un enorme riesgo para la estabilidad del puño y la rosa en la capital arousana: el expediente abierto a Alejandro Quintela. El antiguo responsable de Seguridade Cidadá se despachó a gusto en una entrevista sobre la labor del grupo municipal y la ejecutiva actual del PSdeG en Vilagarcía, insinuando, como mínimo, que sus miembros no estaban cumpliendo con su deber. Son declaraciones muy duras, que apuntan a la línea de flotación del partido y obviamente remueven los principios de la convivencia en el seno de su organización. Pero lo que ha hecho no deja de ser la expresión de una opinión determinada. A nadie se le ha ocurrido en Ferraz sancionar a Felipe González por sus mensajes, verdaderamente incendiarios, sobre la necesidad de una coalición PSOE-PP, por mucho que echen por tierra el argumentario de su cabeza de lista para las elecciones europeas, Elena Valenciano.

Al parecer, el instructor del proceso ha entregado sus conclusiones y es la dirección federal la que tiene la última palabra. No parece mala ocasión para ejercer el sentido común desde ambas partes. Lo contrario, una expulsión de Quintela, por ejemplo, desataría el tsunami definitivo.

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