Dos rayas colgaban ayer de uno de los árboles del paseo de Lordelo, en O Grove. Los ejemplares llamaron la atención de los vecinos que pasaban por la zona y llegaron incluso a aparecer en las redes sociales. De ellos estaba muy pendiente Félix Piñeiro, un marinero jubilado de la localidad que era el propietario de las mismas. Las tenía al sol para secarlas y prepararlas siguiendo una antigua receta que, asegura, las convierte en un manjar.
Explica Piñeiro que, antes, estos pescados se colgaban de uno de los costados del barco y se dejaban a secar durante días. Pero él está ya jubilado, por lo que normalmente los cuelga en la huerta de su casa, situada en las inmediaciones del paseo de Lordelo. Pero esta mañana comprobó que daba más el sol en pleno paseo, por lo que cogió las rayas y las colocó en un árbol, para sorpresa de algunos vecinos.
Félix explica que, en invierno, tardan unos cuatro días en secar por completo. El tiempo se reduce en verano, cuando el calor aprieta. Tras el proceso de secado, las piezas se ponen en remojo, antes de ser cocinadas. «E faslle unha allada cun pouco de unto e están exquisitas», explica. De esta forma comía él el pescado cuando era joven. Y sigue manteniendo la tradición, aunque solo de vez en cuando.
Las rayas solo permanecen colgadas en el árbol del paseo durante el día. Por la noche, Félix las guarda a buen recaudo. Está pendiente de ellas en todo momento. Tiene miedo de que algún listo que pase por allí decida echarles la mano y hacerlas desaparecer. «Antes podías deixalas días, ahora hai que ter moito coidado», reconoce este vecino grovense.