Un teatro para un sueño

José Juan Durán Hermida

AROUSA

20 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

E

l conselleiro de cultura de la Xunta de Galicia, Roberto Varela Fariña, anunciaba hace días la próxima construcción del Teatro Valle-Inclán en Vilanova de Arousa. Testigos del anuncio, Gerardo Fernández Albor, primer Presidente autonómico gallego y titular de la fundación que lleva el nombre del genial don Ramón, con sede en su patria chica, el alcalde Gonzalo Durán Hermida, quien esto suscribe, además de concejales, altos cargos de la Xunta de Galicia y cientos de vilanoveses y visitantes.

Fue un largo camino hasta llegar aquí, lleno de esfuerzo y alguna que otra incomprensión. Un recorrido de quince años desde que se adquirió la Casa del Cuadrante y se puso en marcha el conocido como proyecto Valle-Inclán. La conversión del inmueble en casa-museo, con la ayuda decisiva del ministro de cultura de la época, Mariano Rajoy Brey, la creación de itinerarios literarios, la celebración de congresos, el establecimiento del Premio Valle-Inclán junto con la Diputación, la radicación de la fundación en Vilanova, y así un sinfín de pasos en la dirección de convertir a Vilanova de Arousa en la Meca del valleinclanismo.

En este momento es de justicia recordar, sobre todo, la contribución decisiva a este logro de Gerardo Fernández Albor, quien supo respaldarlo, siempre y en todo momento, cuando solo era una idea. En innumerables escritos, manifestaciones y columnas de opinión se refleja la apuesta y compromiso del doctor Albor, «Un teatro Valle-Inclán para Vilanova, para así convertirla en un Strattford Upon Avon». Albor durante tiempo siempre, en nuestras conversaciones, me preguntaba por el desarrollo de las gestiones para la construcción del inmueble. Un papel fundamental también lo jugó el presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán Abal, ya como vicepresidente y, desde el primer momento de su acceso al cargo que ostenta apostó, clara y decididamente, por la construcción de este teatro, incluso cuando el anterior gobierno de Galicia tuvo a este proyecto, así como a la figura y obra de Valle en el más absoluto ostracismo. Louzán estaba absolutamente decidido a que la institución provincial lo acometiera en solitario si fuera preciso.

Es una maravillosa circunstancia que dos salinienses, dos arousanos como Louzán y Varela estén en el germen de esta magnífica noticia, junto a otro de adopción como Albor. La concurrencia de arousanos para honrar al más alto nivel y de manera permanente al vilanovés y arousano más universal.

En estos últimos años tuve la honra de recibir en la casa natal de don Ramón a personalidades de todo el mundo. Desde el ya fallecido presidente argentino Raúl Alfonsín al Premio Nobel de Literatura Gao Xin Jiang, pasando por los premio Príncipe de Asturias, Nélida Piñón y Álvaro Mutis, una delegación del PEN Club Internacional o el Alcalde de Santo Domingo, Roberto Salcedo, sin olvidar al regidor de Stratford Upon Avon, John Winterburn, la Premio Planeta Espido Freire, Teresa Rabal y un largo etcétera. Era siempre una constante la pregunta, ¿para cuándo un lugar donde representar a Valle?

Felizmente esta cuestión ya tiene respuesta.

Además es un logro de todos. Gentes del mundo de la cultura, valleinclanistas de todo el orbe, representantes institucionales, colectivos que desde nuestro municipio trabajan en la difusión del legado de don Ramón, ciudadanos y también del pueblo de Vilanova que ve como, poco a poco, se va concretando un viejo sueño.

En este punto, apenas merece recordar a alguno que ahora se sube al carro y que durante años vociferó aquello de «Valle no da votos», como si la grandeza de la obra y la figura del escritor con su incontestable repercusión en Vilanova de Arousa tuviera que medirse de la manera expuesta.

El valor fundamental del anuncio y próxima realidad es que resulta un éxito colectivo que a todos concierne. La obra de Valle-Inclán y su irrepetible legado es patrimonio de todos sin exclusión. Desde Vilanova siempre tuvimos claro este principio.

Que ahora se vayan a poder representar las obras de don Ramón en su lugar de nacimiento, cerca de donde se sitúa la acción de muchas de ellas, o próximas al sitio donde las creo la fértil imaginación del genial Manco de O Salnés es, ni más ni menos, que erigir un Teatro para un Sueño.