El monte de Berdón se ha convertido en un basurero indiscriminado

AROUSA

El relleno que acabó con un humedal sigue acumulando residuos ocho meses después de la denuncia de EU

20 ene 2010 . Actualizado a las 10:35 h.

A medio camino entre Vilagarcía y el Xiabre, en la encrucijada entre A Torre y Trabanca-Badiña, se encuentra el lugar de Berdón, conocido sobre todo por albergar un campo de fútbol y un complejo problema de infravivienda. Hay muchas razones que deberían hacer de este emplazamiento un punto privilegiado para el desarrollo de prácticas como el senderismo. Hace años era fácil recorrer sus rincones en otoño, recogiendo diferentes variedades de setas comestibles. Las vistas también son buenas. Sin embargo, hoy por hoy Berdón se caracteriza, sobre todo, por haberse convertido en un gigantesco basurero. Hasta el extremo de que resulta muy complicado dar dos pasos sin toparse con desperdicios de todo tipo y condición, difuminados entre la vegetación como una plaga pestilente.

Pero no todo son pequeños focos de vertidos vomitivos. En mayo, Esquerda Unida denunció la existencia, allí mismo, de una escombrera que concentraba un gran volumen de inmundicia. Por si fuese poco, esta auténtica montaña de basura se levanta sobre un relleno de tierra que ha destruido un antiguo humedal. Juan Fajardo y su gente sospechan, y son muchos los indicios que apuntan en la misma dirección, que el material procede de las obras de construcción de la variante norte de Vilagarcía, cuyo trazado discurre a apenas un centenar de metros del lugar en cuestión.

Ocho meses después de aquella llamada de atención no todo sigue igual. Está peor. A los sillones, mesas, ropa, calzado y residuos de la actividad constructiva que entonces surgían por doquier como si hubiesen sido sembrados se unen ahora numerosos neumáticos.

Cualquiera diría, paseando por la zona, que la brecha tecnológica entre Galicia y Europa es un cuento. Aquí y allá aparecen anticuadas pantallas de ordenador, como si un enorme plan renove de material informático se hubiese volcado sobre Berdón. También el efecto de la vuelta al cole se deja notar entre los eucaliptos. Estuches rotos, mochilas con un desastrado Pocoyó y sillas de paseo de bebés desportilladas se acumulan a un lado de una de las pistas que cruzan el maltrecho monte.

Si uno decide remontar la vía asfaltada desde el primer campo de fútbol llegará a un segundo terreno de juego. Antes de divisar las porterías, el viandante se topará con un tresillo conformado por sofás podridos. Un poco más allá surge bajo la lluvia un multicolor amontonamiento de latas de cerveza barata junto a una bolsa de patatas podridas. Un verdadero asco.