El paro de la extracción de mejillón de industria alcanza a todo el sector

AROUSA

Los bateeiros quieren que el cierre sea lo más breve posible para evitar causar perjuicios a los cocederos

05 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Los directivos de las asociaciones de mejilloneros se han subido a un carrusel de reuniones, asambleas, visitas a los puertos y concentraciones que dan fe de las fuertes contracciones a las que se está viendo sometido el sector. Si todos esos movimientos llegan a buen puerto, en breve nacerá una estructura que debería permitir a los bateeiros equilibrar sus ventas de mejillón para industria, cobrar su producto en un plazo de tiempo razonable, y poner fin a la espiral descendente en la que han caído los precios del bivalvo. Pero si todos esos contactos fracasan, los movimientos de los últimos días solo habrán servido para acrecentar un poco más la fractura existente entre las dos facciones en las que ha quedado dividido el sector tras las negociaciones por la Lei de Pesca.

Ayer, las organizaciones que impulsan el nacimiento de esta estructura -algunos la llaman central de repartos, otros central de ventas, y hay quien prefiere no ponerle nombre- mantuvieron blindadas las 2.200 bateas a las que representan para los pedidos de mejillón de industria. Al margen de ese acuerdo se quedaban unas 1.200 bateas cuyos representantes acordaron, también ayer, sumarse hoy al paro y sentarse de nuevo a negociar la constitución de una central en la que deberían caber todas las asociaciones que dan forma al sector.

Al decidir estas asociaciones -Arousa Norte y Virxe do Rosario entre ellas- interrumpir las descargas, la acción de los piquetes informativos que ayer recorrieron los puertos se ha vuelto innecesaria. Ayer esos piquetes pararon en Vilanova de Arousa, donde se produjeron seis descargas de bivalvo para industria sin que se registrase ningún tipo de altercado.

En cualquier caso, mantener paradas las ventas para industria no es del agrado de ningún productor. Los cocederos aún no están a pleno rendimiento, la campaña se ha retrasado, pero las máquinas se están engrasando. «Esto non se pode prolongar demasiado no tempo. Hai que acurtar os prazos o máximo posible polo ben dos cocederos e polo ben noso», decían ayer desde la comisión de la que forman parte, entre otros, Opmega, Cabo de Cruz, Amegrove e Illa de Arousa.

Los cocederos

Que el paro no es una guerra contra los cocederos bien lo saben estos. Portavoces de ese colectivo aseguraban que todo lo que está ocurriendo es fruto de la «guerra civil» en la que los productores llevan años envueltos. Reconocen los transformadores que es cierto que los precios son un desbarajuste, pero «los descuentos los ofrecen los propios bateeiros, nadie se los pide». Y es cierto que entra bivalvo de fuera, en concreto de Chile. Pero peor es la amenaza asiática: la del mejillón chino. Todo ello, sumado a que «las previsiones de consumo para este año son muy malas», justificarían el nerviosismo de los bateeiros.

Hoy, los dirigentes de este sector volverán a tener una larga jornada de reuniones para intentar sentar las bases de una «estabilidade do mercado» que, dicen, jugará a favor de todos. Evitar la caída libre de los precios favorecería a los bateeiros, que verían como su actividad recupera parte de la bonanza de antaño, y a los propios transformadores, que podrían hacer una compra de mejillón sin temer que, al día siguiente, sus competidores se hiciesen con el mismo producto a un precio mucho más bajo. Porque la conclusión a la que todo el mundo llega es que la estabilidad juega a favor de todos. Con la lección aprendida, solo queda aplicarla.