ENTRE LÍNEAS | O |
03 abr 2007 . Actualizado a las 07:00 h.NO APRENDEMOS. Nos da lo mismo lo que nos digan en los anuncios de Tráfico. Nos resbala totalmente que el vecino del cuarto se quedara en silla de ruedas por hacer el cabra con el coche. Nos rebota leer en los periódicos que cada vez más gallegos mueren atropellados por conductores imprudentes. Y tampoco parece que haya hecho mucha mella el caso de Farruquito y su monumental cara dura al escapar del lugar del accidente sin preocuparse por el peatón que acababa de arrollar y que finalmente murió. Todo eso nos da igual. El último siniestro mortal en Arousa lo demuestra. Dos hombres y una mujer viajan en un coche a las tantas de la noche. Salen de un club de alterne y parece ser que se habían tomado unas copas. Cogen el coche, se la pegan y la mujer sale disparada porque no llevaba puesto el cinturón de seguridad. Para más delito, uno de los hombres desaparece de la escena, se hace el longuis e intenta fingir que con él no iba la cosa. Le preocupaba más el marrón que le iba a caer que la vida de esa pobre mujer. No aprendemos.