Primera cita

AROUSA

AREOSO | O |

12 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

TENGO que reconocer que estoy nerviosa. El martes próximo tengo una primera cita y no es una cualquiera. Llevo casi tres años esperando por ella y, como comprenderán, es normal que cuanto más se acerca la fecha, más crezca mi ansiedad. La cosa ha sido, además, un poco accidentada. Porque yo quería esta cita y, sin dudarlo ni un momento, me lancé a pedirla. Casi sin dudarlo me dijo que sí, pero no me concedió una fecha concreta, quizás por eso de concederle más suspense al asunto. Un año después volví a interesarme por ella y la respuesta volvió a ser afirmativa. Harta de las buenas palabras reclamé que, por lo menos, concretara cuándo podría recibirme, aunque fuera de forma aproximada. Así fue. 17 de abril de 2006, me dijo un caluroso día de verano del 2004. Dispuesta a no dejar que la impaciencia me venciera, acepté con resignación la fecha y me puse a esperar con toda la calma del mundo. La paciencia se ha visto recompensada, por fin, y ya está casi aquí el gran día. Faltan apenas cuatro jornadas más para que se haga realidad y las preguntas no dejan de surgir. ¿Cómo será? ¿Será de esos que se limitan a descartarte al primer vistazo o dedicará tiempo y paciencia a conocer tu interior? ¿Qué debo ponerme? ¿Tendré que lucir una flor roja en el pelo o será suficiente con llevar lo que él ha reclamado? Y es que van allá tres años desde que decidí dar el primer paso y muchas cosas han cambiado desde entonces. Una ya no esta joven y, con la edad, hay ciertas cosas que asustan, que imponen cierto respeto. Pero eso ya no importa porque el gran día ha llegado. El próximo martes me levantaré antes de tiempo y me dirigiré sin dudarlo al Hospital do Salnés. Allí, por primera vez y tres años después de haberlo solicitado, podré acceder a la revisión ginecológica que todos los médicos recomiendan hacerse anualmente. Porque, digan lo que digan las administraciones, la lista de espera es de, exactamente, tres años.