Una obra «reciente» de 1657

Manuel Suárez Fuentes HISTORIADOR

AROUSA

VÍTOR MEJUTO

Análisis | La importancia del arco-pasadizo entre el pazo y el convento de Vista Alegre El informe arquitectónico aportado por la APA de las Filipenses tacha de posterior una construcción del siglo XVII

28 may 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

Ante el problema surgido por la circulación rodada bajo el arco-pasadizo existente entre el convento y el pazo de Vista Alegre, en Vilagarcía, habría que puntualizar algunas cosas de las muchas dichas en las últimas semanas. En la segunda mitad de la década de los setenta un camión grúa impactó con el arco-pasadizo. Los padres de los alumnos del colegio de las Filipenses -mi hija lo era en aquel momento- reflexionamos sobre el peligro de derrumbe del arco. Pensamos en lo gravísimo que sería si aplastase a nuestros hijos, a nosotros, o a cualquiera que pasase por allí y razonamos que lo mejor sería impedir el paso de ese tipo de vehículos bajo el arco. Alguien apuntó que debía prohibirse la circulación de todo vehículo en las horas de entrada y salida de los alumnos del centro, debido a la angostura de la calle. La prensa, a consecuencia del impacto del camión con el arco, publicó por aquel entonces las advertencias e inquietudes de Patrimonio Histórico Nacional sobre la gravedad que supondría el derribo del arco-pasadizo y la necesidad de conservación de los monumentos tal cual se encuentran, siendo muy importante para ello de todo tipo de tráfico rodado por este punto. Recordé esta observación al leer la prensa del día 25 de mayo, en la que se decía que un técnico en arquitectura, contratado por la APA de las Filipenses, comentaba que «al corredor que une el pazo con el convento se le da una importancia arquitectónica e histórica de la que carece». Destaca -faltaría más- la importancia del edificio religioso del siglo XVII y del pazo del siglo XVI «pero no del arco -dice-, cuya construcción es posterior y su único mérito es haber sido construido en piedra». Conociendo a la perfección la documentación del archivo del pazo hay que decir que Fernando de Andrade y Sotomayor, nacido en el pazo de Vista Alegre, hijo de Rodrigo de Mendoza y Sotomayor y de Doña Urraca de Sotomayor y Osorio, fue, a partir de 1643, arzobispo de Santiago y ordenó construir la iglesia y convento de Vista Alegre en 1648, siguiendo las indicaciones que su madre le había hecho cuando enviudó (en 1628), según se puede leer en sus notas diarias: «Hijo, muerto tu padre, nada tengo ya que hacer en este mundo, más que rezar por su alma... hazme un templo en el que pueda orar hasta el cercano final de mis días». Así lo hizo. Encargó la obra al arquitecto Bartolomé Fernández Lechuga. Por sus escritos conocemos que hace una indicación al arquitecto para construir «un paso cubierto desde su casa al templo, para uso fácil de mi anciana madre». Fallecido el arquitecto, y poco después el arzobispo, esta obra queda sin realizar, pero permanece el proyecto. El primer marqués Su sucesor en la casa de Vista Alegre fue Mauro de Mendoza y Sotomayor, que es nombrado el 7 de mayo de 1655 por el rey Felipe IV marqués de Vilagarcía (fue el primer marqués) y vizconde de Barrantes. Don Mauro, conocedor del proyecto del arco-pasadizo, ordena su inmediata construcción para su servicio y el de su familia y cumplir así con sus obligaciones eclesiásticas. La obra se finaliza y ejecuta por Herrera Ontañón en 1657. Calificar, por tanto, como posterior y sin valor una obra del siglo XVII resulta cuando menos sorprendente.