Un año de travesía del desierto

María Santalla VILAGARCÍA

AROUSA

Análisis | Las dificultades del pacto de gobierno de Pontecesures La imposibilidad de formar un gobierno estable tras las municipales marcó doce meses de dificultades; la pregunta es si ahora el tripartito podrá salvar la situación

08 oct 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

Los votos que los cesureños depositaron en las urnas el 25 de mayo del 2003 definieron un complejo panorama político que ha tardado muchos meses en aclararse y que, seguramente, todavía provocará sus altibajos en el municipio. El BNG alcanzaba entonces los cuatro ediles, los mismos que conseguía el PP. Las otras tres actas se distribuían entre otros tantos grupos políticos: el PSOE, la Agrupación Cidadá de Pontecesures e Independientes por Pontecesures. Todo hacía prever, tras el análisis de los resultados, que se reeditaría el pacto tripartito que formaban BNG, PSOE y ACP y que había gobernado la localidad durante los cuatro años anteriores. Sin embargo, no fue así. El líder socialista, Óscar Gerpe, exigió la primera tenencia de alcaldía y la concejalía de Urbanismo. Argumentaba que si el independiente Luis Sabariz había ostentado estos cargos durante el anterior mandato bajo la premisa de que había obtenido un mayor número de votos, en esta ocasión la mayoría de apoyos lograda por los socialistas debería hacer cambiar las tornas. La petición tenía su lógica. Sin embargo, el alcalde Álvarez Angueira era de la opinión de que el trabajo realizado por Sabariz al frente de Urbanismo durante los cuatro años anteriores no podía tirarse por la borda. Quería, por tanto, que el líder de ACP conservase sus áreas de poder. También razonable. La disyuntiva no era fácil y el alcalde se inclinó por mantener a Sabariz. Esa decisión impidió que prosperase el pacto con el PSOE, aunque Óscar Gerpe no evitó que el bipartito alcanzase el gobierno de Pontecesures. Desde entonces, las cosas no fueron fáciles para el nuevo gobierno. A la oposición del Partido Popular e Independientes por Pontecesures se sumó un Partido Socialista que no quiso poner las cosas fáciles a nacionalistas y ACP. Con este bloqueo, pocos proyectos lograron salir adelante en un municipio que ni tan siquiera pudo aprobar sus presupuestos. Transcurrido un año en esta tesitura, la opinión generalizada no sólo entre los políticos, sino entre los ciudadanos de Cesures, fue que urgía la formación de un gobierno estable en el municipio. Hasta ese momento se habían producido varios intentos de acercamiento con el PSOE, pero ninguno había prosperado. Tal vez porque entre Gerpe y Angueira existe una relación muy lejana. Así las cosas, a lo largo del verano comenzaron una serie de contactos cruzados en los que participaron todos los grupos. Sobre la mesa se puso no sólo un pacto de gobierno que diese solidez al BNG, sino también una virtual moción de censura que encabezaría el Partido Popular y que secundarían PSOE e IP. No obstante, la opción de la moción de censura no prosperó. En primer lugar, porque posiblemente no hubiese sido viable un pacto entre populares y socialistas. Pero, sobre todo, no salió adelante porque la concejala de Independientes por Pontecesures, Maribel Castro, que había formado parte en el anterior mandato del grupo popular, exigía al PP nada menos que la alcaldía. Una vez cerrada la vía del cambio de gobierno, la pelota volvió a saltar al lado del equipo que lidera el BNG. El alcalde Álvarez Angueira, reacio a un acuerdo con el PSOE, se centró entonces en lograr el apoyo de la independiente Maribel Castro. Y pese a que el acuerdo alcanzado no contenta plenamente a ningún grupo, Castro acabó incorporándose esta semana al nuevo tripartito cesureño.