Hasta luego

AROUSA

AREOSO | O |

30 sep 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

SEPTIEMBRE es un mes de despedidas. Sobre todo, porque en su último día dicen adiós a las que personas que han estado trabajando durante los meses de playa o descanso de otros. Muchos becarios, gente de prácticas y sustitutos vivieron ayer su último día de curre. En el Aquí hay tomate, programa ilustrativo de nuestra sociedad donde los haya, ayer nos sacaron a una plana de chicos que se han pasado el periodo estival entre crónica y crónica, al filo de la trepidante actualidad rosa. Parecían tristes y yo les entendí. Fueron varios los veranos en los que me despedí de los compañeros de la redacción y, aunque deseaba retomar los placeres de la vida universitaria, siempre me marché con ganas de gritarle a alguien que no quería moverme de allí hasta el final de los tiempos. Este año, he compartido batallas con Olalla y Fátima. La primera se marchó hace un mes. La segunda se despidió ayer. Hasta la última hora, puedo decirles que ahí estuvieron, con toda la ilusión, dándole a la tecla de lo lindo. Pero no se crean, tan buenas que parecían, y con la que se fue ayer casi tengo palabras mayores por nuestros gustos masculinos (jeje). Las echaremos de menos. Eso sí, recordarles que queda pendiente la cena de despedida. Como dicen los Celtas Cortos: «nos vemos en los bares».