El testimonio de un marinero de Cambados y dos operarios

La Voz

AROUSA

28 may 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

La CIG reconoce en su denuncia que son pocas las personas que podrían testificar sobre lo ocurrido. La razón es la situación de la oficina donde tuvo lugar el esposamiento, que sólo cuenta con una pequeña ventana al exterior. Aún así, el sindicato señala la existencia de tres posibles testigos: dos compañeros de la afectada y un marinero de Cambados. Por lo que respecta a los funcionarios, ninguno de los dos tuvo nada que ver con lo sucedido. Es más, al parecer buscaron sin éxito algún tipo de herramienta que les permitiese liberar a la mujer. No deja de sorprender que, incluso esposada, la operaria pudiese ponerse en contacto telefónico con el supuesto autor del maltrato. Pero más sorprendente es la reacción del jefe del servicio, quien como toda respuesta habría apuntado que la cosa estaba bien así. Ayer, esta redacción intentó recabar la opinión de la propia afectada. Sin embargo, ésta optó por no realizar declaraciones. La CIG asegura que esta no es la primera vez en la que el funcionario hace gala de este tipo de maneras: «Tamén abandonou a dous vixiantes nun faro toda unha noite».